Echo de menos estar allí, con los edificios de color arena, el frío, los tejados y la compañía. Aunque sé que volver será la destrucción y la muerte, quiero volver.
Llovía sobre esa silueta oscura. La noche y la tormenta no permitían ver más allá de unos metros. Dos tipos con abrigos discutían al lado de un coche, mientras un tercero les observaba con una pistola en la mano. Se acercó a ellos y levantó la pistola.
-¿Queréis?-dijo mientras apretaba el gatillo. Una gominola surgió del cañón.
-¡Claro!-gritaron entusiasmados los dos hombres.
-¿Que ocurre?
-Estábamos discutiendo cual era el mejor regalo que le podíamos hacer a Frank cuatrodedos.
-Si, yo quería regalarle una cámara y aquí, este, quería regalarle unos limpiaparabrisas nuevos ¡Que ocurrencia!
-¡No sabía que era su cumpleaños!
-Es mañana. Vamos a darle una sorpresa. ¿Te apuntas?
-¡Por supuesto! Hasta mañana entonces
-¡Que pases un buen día!
Los dos hombres de los abrigos se metieron en el coche negro, que arrancó y se perdió entre la lluvia y la oscuridad. Quedó allí el hombre de la gabardina, mientras caminaba calle abajo y se guardaba el arma en un bolsillo interior. ''Por si luego tengo hambre'' pensó.
Al día siguiente, Frank cuatrodedos estaba comiendo en su restaurante favorito, Pizza Duomo en la terraza de la calle del mismo. De pronto, apareció por la esquina un coche negro a toda velocidad y frenó en seco justo delante de la mesa de Frank. Tres hombres bajaron del coche y se dirigieron con paso decidido hacia Frank, mientras sacaban un objeto de los abrigos largos.
-¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz!-comenzaron a cantar a coro. Sacaron por fin sus regalos y los pusieron encima de la mesa de Frank.
-¡Os habéis acordado! ¡Sois los mejores chicos!- y les abrazó a los tres a la vez.
Mientras Frank cuatrodedos abría los regalos, Jim el bajo, Sam y ''Cicatriz'' pidieron una tarta al camarero. Después rieron y se divirtieron toda la tarde. Fueron al parque de atracciones y a tomar unos helados. Frank contaba siempre que fue el mejor cumpleaños de su vida.
Para que luego digáis que sólo escribo historias violentas.
domingo, 28 de diciembre de 2008
miércoles, 24 de diciembre de 2008
El barco
Debería estar estudiando, pero no es así. Estoy aquí escribiendo cosas que tal vez olvidaré en un futuro próximo y que no me servirán de nada en ese hipotético futuro. Estudiar es igual.
Empujamos y empujamos la roca cuesta arriba. A veces podemos ver algo del final. No estoy seguro de que me guste, pero si no, siempre puedo hacer otra cosa. Tal vez lo que me gusta es empujar rocas por cuestas.
Estoy falto de ideas, de inspiración, de duendecillos verdes o lo que sea. Después de escribir el párrafo superior he estado un rato pensando. No se ni lo que quiero escribir y temo que esto no acabe bien.
''S. miró a su psiquiatra con la su cara habitual: mezcla de incredulidad y desprecio. ¿Qué hacía el allí? Ese médico era un inútil. El había sido muchísimo mejor psiquiatra. El problema es que lo había sido, no lo era.
-Vamos S., cuénteme qué pasó exactamente en la travesía del atlántico. Llevamos ya dos meses de rodeos y evasivas.
S. no salía de su asombro. ¿Cómo podía tratar así un tema que le había traumatizado tanto?
-No me mire así S., ya no somos unos críos. Enfréntese al problema.
-¿Que me enfrente al problema? ¿Acaso usted sabe de lo que está hablando?-S. tornó a la rabia-F. y M. desaparecieron bajo las olas. ¡Están muertos! ¡Mis dos mejores amigos están muertos!
-Lo sé S.-puso su típico tono tranquilizador que ponía con los histriónicos- pero esa no es la razón de que esté aquí.
-Vale, usted gana. Le contaré que es lo que vi. Después me llamará loco y pedirá que me manden al psiquiátrico; me da igual, ya nunca recuperaré mi vida.
Como ya sabe, F., M. y yo íbamos a cruzar el Atlántico en nuestro barco. Iba a ser un viaje inolvidable. De hecho, lo fue. A mitad del camino, F. comenzó a tener fiebre. En pocas horas vomitó sangre. Su sangre tiñó de rojo el agua y puede que eso lo desencadenó todo, aunque la verdad, no lo se. Pero esa noche navegábamos bastante más lento. Pensé en que sería algún problema de la velas, pero no me importó mucho, porque F. estaba realmente mal. Mi diagnóstico: algún tipo de bacteria que le debía estar destrozando por dentro. Aquella misma noche, cuando F. se levantó para volver a vomitar por la borda se cayó. Bueno, creo que se cayó. Se hundió como un ladrillo. Ni chapoteó ni flotó lo más mínimo. M. y yo nos acercamos a la borda corriendo. Lo único que había era oscuridad. El mar sólo era oscuridad hecha líquido. La única luz en kilómetros a la redonda era una de nuestras linternas, en el mástil. A M. le entró una crisis de ansiedad. El pánico se apoderó de él y se encerró en baño del camarote. Esto me superaba y tuve que sentarme para pensar un poco. Ahora el barco no se movía, sólo estaba ahí, en mitad del océano. Algo me rozó la mano. Algo viscoso. Ni siquiera miré hacia atrás cuando corrí hacia el camarote. Razonándolo ahora no se porqué me asusté de esa manera. Pero un instinto me dijo huye. Un instinto proveniente de alguna parte antigua de mi cerebro. M. salió del baño con una mirada extraña en los ojos. Cogió la pistola de bengalas que teníamos y subió a la cubierta. Le seguí, sin saber que pretendía hacer. La linterna del mástil había desaparecido y la oscuridad nos había engullido a nosotros también. M. giró la cabeza hacía mí de una manera realmente extraña y disparó la bengala hacia el cielo estrellado. La bengala proyectó una luz rojiza y parcial a la cubierta del barco. A unos metros delante de nosotros había algo. Algo con aspecto viscoso. Una figura que recordaba vagamente a algún tipo de crustáceo deformado y gelatinoso de color (o la luz le daba un color) negruzco. HUYE. HUYE. HUYE, mi instinto gritaba y ocupaba todo mi pensamiento. Tal vez sea cierto que hay una cierta memoria impresa en los genes. HUYE. Corrí hacia el camarote sin mirar atrás. Ni siquiera pensé en M. hasta que, una vez en el camarote, escuché como algo voluminoso caía al agua. Cerré la puerta del camarote con llave y me encerré en el baño. Todas las noches me despierto escuchando los golpes que esa cosa dió a la puerta del camarote. Era como un golpe seco seguido de una especie de salpicadura. Estuve llorando hasta que me dormí. Cuando desperté era mediodia y sólo salí del baño para llamar por radio y pedir rescate. El resto ya lo conoce. Adelante, llámeme loco.
-Eso ha estado muy bien. Pero me temo que si necesitas pasar una temporada en el psiquiátrico.
-¡Lo sabía! Maldito estúpido con sus...
-S., cuando el equipo de rescate llegó a tu barco, F. y M. estaban descuatizados en la cubierta, todo estaba lleno de sangre, incluido tú, que blandías un cuchillo ensangrentado y musitabas sin sentido. Según las pruebas forenses, los estrangulaste mientras dormían y luego los cortaste en trozos.
Empujamos y empujamos la roca cuesta arriba. A veces podemos ver algo del final. No estoy seguro de que me guste, pero si no, siempre puedo hacer otra cosa. Tal vez lo que me gusta es empujar rocas por cuestas.
Estoy falto de ideas, de inspiración, de duendecillos verdes o lo que sea. Después de escribir el párrafo superior he estado un rato pensando. No se ni lo que quiero escribir y temo que esto no acabe bien.
''S. miró a su psiquiatra con la su cara habitual: mezcla de incredulidad y desprecio. ¿Qué hacía el allí? Ese médico era un inútil. El había sido muchísimo mejor psiquiatra. El problema es que lo había sido, no lo era.
-Vamos S., cuénteme qué pasó exactamente en la travesía del atlántico. Llevamos ya dos meses de rodeos y evasivas.
S. no salía de su asombro. ¿Cómo podía tratar así un tema que le había traumatizado tanto?
-No me mire así S., ya no somos unos críos. Enfréntese al problema.
-¿Que me enfrente al problema? ¿Acaso usted sabe de lo que está hablando?-S. tornó a la rabia-F. y M. desaparecieron bajo las olas. ¡Están muertos! ¡Mis dos mejores amigos están muertos!
-Lo sé S.-puso su típico tono tranquilizador que ponía con los histriónicos- pero esa no es la razón de que esté aquí.
-Vale, usted gana. Le contaré que es lo que vi. Después me llamará loco y pedirá que me manden al psiquiátrico; me da igual, ya nunca recuperaré mi vida.
Como ya sabe, F., M. y yo íbamos a cruzar el Atlántico en nuestro barco. Iba a ser un viaje inolvidable. De hecho, lo fue. A mitad del camino, F. comenzó a tener fiebre. En pocas horas vomitó sangre. Su sangre tiñó de rojo el agua y puede que eso lo desencadenó todo, aunque la verdad, no lo se. Pero esa noche navegábamos bastante más lento. Pensé en que sería algún problema de la velas, pero no me importó mucho, porque F. estaba realmente mal. Mi diagnóstico: algún tipo de bacteria que le debía estar destrozando por dentro. Aquella misma noche, cuando F. se levantó para volver a vomitar por la borda se cayó. Bueno, creo que se cayó. Se hundió como un ladrillo. Ni chapoteó ni flotó lo más mínimo. M. y yo nos acercamos a la borda corriendo. Lo único que había era oscuridad. El mar sólo era oscuridad hecha líquido. La única luz en kilómetros a la redonda era una de nuestras linternas, en el mástil. A M. le entró una crisis de ansiedad. El pánico se apoderó de él y se encerró en baño del camarote. Esto me superaba y tuve que sentarme para pensar un poco. Ahora el barco no se movía, sólo estaba ahí, en mitad del océano. Algo me rozó la mano. Algo viscoso. Ni siquiera miré hacia atrás cuando corrí hacia el camarote. Razonándolo ahora no se porqué me asusté de esa manera. Pero un instinto me dijo huye. Un instinto proveniente de alguna parte antigua de mi cerebro. M. salió del baño con una mirada extraña en los ojos. Cogió la pistola de bengalas que teníamos y subió a la cubierta. Le seguí, sin saber que pretendía hacer. La linterna del mástil había desaparecido y la oscuridad nos había engullido a nosotros también. M. giró la cabeza hacía mí de una manera realmente extraña y disparó la bengala hacia el cielo estrellado. La bengala proyectó una luz rojiza y parcial a la cubierta del barco. A unos metros delante de nosotros había algo. Algo con aspecto viscoso. Una figura que recordaba vagamente a algún tipo de crustáceo deformado y gelatinoso de color (o la luz le daba un color) negruzco. HUYE. HUYE. HUYE, mi instinto gritaba y ocupaba todo mi pensamiento. Tal vez sea cierto que hay una cierta memoria impresa en los genes. HUYE. Corrí hacia el camarote sin mirar atrás. Ni siquiera pensé en M. hasta que, una vez en el camarote, escuché como algo voluminoso caía al agua. Cerré la puerta del camarote con llave y me encerré en el baño. Todas las noches me despierto escuchando los golpes que esa cosa dió a la puerta del camarote. Era como un golpe seco seguido de una especie de salpicadura. Estuve llorando hasta que me dormí. Cuando desperté era mediodia y sólo salí del baño para llamar por radio y pedir rescate. El resto ya lo conoce. Adelante, llámeme loco.
-Eso ha estado muy bien. Pero me temo que si necesitas pasar una temporada en el psiquiátrico.
-¡Lo sabía! Maldito estúpido con sus...
-S., cuando el equipo de rescate llegó a tu barco, F. y M. estaban descuatizados en la cubierta, todo estaba lleno de sangre, incluido tú, que blandías un cuchillo ensangrentado y musitabas sin sentido. Según las pruebas forenses, los estrangulaste mientras dormían y luego los cortaste en trozos.
martes, 23 de diciembre de 2008
El mar, el inmenso y misterioso mar
Un día escuchó el mar, olió la sal y sintió la humedad. Nunca antes había conocido el mar. Y un día cualquiera lo descubrió; se extiende hasta donde alcanza la vista. Sus aguas bravas, temperamentales, esconden muchos misterios. Se necesitaría una vida para descubrirlos todos. Maravillado, se quedó observándolo durante horas.
Fue aquel día cuando el caminante dejó la costa para adentrarse en aquel oscuro, misterioso, tormentoso y hermoso mar.
sábado, 13 de diciembre de 2008
El monasterio
El silencio del claustro del monasterio era solo roto por el ruido de la lluvia que caía abundantemente sobre aquellos bosques. De fondo se escuchaban los truenos. Hacía ya años que nadie vivía allí, ni nadie paseaba por aquel claustro. Sin embargo, el estaba allí, mirando el arma distraídamente mientras pensaba en otra cosa.
Recordaba cuando consiguió ese arma. Llevaba varios días vagando por un bosque al norte, uno particularmente oscuro y silencioso. Un día vió a un mercader que intentaba hacer pasar su carro por uno de los estrechos y embarrados caminos que atravesaban la arboleda. Era un hombre joven y algo rechoncho. Parecía un tabernero. Mientras el pobre hombre intentaba sacar una de las ruedas de un charco de barro, el se deslizó hasta colocarse detrás de él. Hundió entero su cuchillo en la nuca de aquel desdichado, que cayó al suelo haciendo un gran ''chof'', muerto. Su recuerdo de todo aquello era vago, como si no le hubiera prestado atención. Pero de lo que sí se acordaba era del descubrimiento de la carga del mercader: objetos prediluvianos. Había una media docena de ellos: cajas negras con placas verdes con caminos dorados dentro, unas piezas de cristal, una botella con forma extraña, lo que parecía ser un zapato, un esfera de cristal y un arma prediluviana. Era una pistola. Enorme. Tenía algo grabado en un lado, pero el no sabía leer,y aunque supiera, desconocería el idioma. Era plateada y pesaba mucho.
Ahora estaba allí, caminando entre aquellas piedras antiguas, por donde hacía más de quince siglos que no pasaba nadie. En una de las habitaciones escondía su tesoro; un relicario de la decadente edad prediluviana.
Recordaba cuando consiguió ese arma. Llevaba varios días vagando por un bosque al norte, uno particularmente oscuro y silencioso. Un día vió a un mercader que intentaba hacer pasar su carro por uno de los estrechos y embarrados caminos que atravesaban la arboleda. Era un hombre joven y algo rechoncho. Parecía un tabernero. Mientras el pobre hombre intentaba sacar una de las ruedas de un charco de barro, el se deslizó hasta colocarse detrás de él. Hundió entero su cuchillo en la nuca de aquel desdichado, que cayó al suelo haciendo un gran ''chof'', muerto. Su recuerdo de todo aquello era vago, como si no le hubiera prestado atención. Pero de lo que sí se acordaba era del descubrimiento de la carga del mercader: objetos prediluvianos. Había una media docena de ellos: cajas negras con placas verdes con caminos dorados dentro, unas piezas de cristal, una botella con forma extraña, lo que parecía ser un zapato, un esfera de cristal y un arma prediluviana. Era una pistola. Enorme. Tenía algo grabado en un lado, pero el no sabía leer,y aunque supiera, desconocería el idioma. Era plateada y pesaba mucho.
Ahora estaba allí, caminando entre aquellas piedras antiguas, por donde hacía más de quince siglos que no pasaba nadie. En una de las habitaciones escondía su tesoro; un relicario de la decadente edad prediluviana.
viernes, 12 de diciembre de 2008
Amo Ubuntu (Y odio Mac) (Bueno, también odio Windows, pero ¿Quién no?)
Ahora mismo me siento bien. Estoy usando software libre. Esto es: un software gratuito, de libre distribución y que puedes modificar a tu gusto. Firefox, Amarok, OpenOffice, y por supuesto mi amado, querido y poderoso Ubuntu. Es fantástico saber que este sistema operativo lo puede hacer todo. Aunque claro, hay que saber cómo.
¿Dvds de otra región? Sin problema ¿Personalización hasta el límite? Fácilmente ¿Compatibilidad completa? Claro ¿Todos los escritorios que quieras? Si ¿Gratuito? Por supuesto
Ahora porque no tengo dinero, pero algún día haré una generosa donación a GNU/Linux por darnos la libertad de controlar nuestros ordenadores.
¿Y por qué odio a Mac? Puede que alguien piense: pero si son tios guays, son como la alternativa a Windows. Pues bien, odio Mac por varias razones: una de ellas es que venden humo. Id a la página de Apple y mirad el iMac más barato: más de mil euros. Nada. Valiendo eso, será un ordenador potentísimo ¿No? Pues sorprendentemente, no. Es un ordenador con 1gb de RAM DDR2 y un triste procesador de 2'4 GHz Intel Core 2 Dúo. ¿Pero tendrá una tarjeta gráfica rápida y de buena calidad? Tiene una ATI de gama baja. ¿Pero al menos será blanco y con una manzana a medio comer no? Si, eso si lo tiene. Creo que es eso lo que vale los 600 euros que faltan en el cómputo. Supongo que un ermitaño ciego, sordo, mudo y manco hace las carcasas y por eso valen tanto.
La otra cosa por lo que les odio es por sus anuncios. Entrad en Youtube y buscadlos. Son ofensivos a la inteligencia e dignidad humanas.
Odio el iPhone porque es caro, increíblemente caro para lo que tiene. Además, es curioso: Apple es la compañía de la imagen, del diseño, de las cosas gráficas o como dicen en sus anuncios ''cosas divertidas'' (fun stuff). Sin embargo, su móvil tiene una cámara paupérrima y que ni siquiera graba videos ni puede recibir mensajes multimedia. ¡Menos mal que les van las cosas de imagen!
De los dos puntos anteriores se destila un tercer punto; Apple siempre ha tenido esa fama de que las cosas de imagen y diseño se le daban de puta madre. Pero de hecho, el iMac más caro (1800 euros) tiene la increíble tarjeta gráfica nvidia 8800 GS! No por favor, tanta potencia me sobre pasa. Y encima tienen la cara de anunciar su procesador Core 2 duo de 3'06 GHz como si fuera ya el acabóse. Pero espera, que tiene 2gb de RAM de DDR2! ¿Pero de que está hecho? De oro macizo? ¿Y dónde está la potencia gráfica? Yo que quiero tener una tarjeta media-alta, una nvidia 9800 GTX, pero estos tíos se pasan. Una 8800 GS, y con 512 Mb. Ahí es nada. Por ese dinero me compraría un ordenador con core i7, RAM DDR3 y una pedazo de tarjeta gráfica.
Tal vez el precio sea por el software. ¡Claro! Es eso. Quien no querría un sistema operativo que piense por ti! Según ellos, es user friendly. ¿Sabes quien es también user friendly? El Gran Hermano de 1984. Todo ira bien, mientras sea el sistema quien lo maneje todo. No se te vaya a ocurrir tocar, configurar o cambiar algo. ¿Qué no? ¿Y porqué itunes es la única manera de introducir música en el iPod? ¿Por qué el iPod usa sus propios auriculares? ¿Por qué en su página web no aparece ni siquiera el modelo de procesador que tienen? ¿Por qué está todo blindado?
Lo genial de Linux es que puedo hacer lo que hacen los demás si quiero, pero ellos no! Un escritorio y unos efectos como los de Mac, la flexibilidad del hardware de los PCs...
Pueden ellos? Puede Apple o Microsoft hacer lo que yo puedo hacer? Simplemente, no.
Pobres, siempre compitiendo por el segundo puesto...
Actualizado el 16 de Noviembre de 2009: nuevos conocimientos. El nuevo iPhone (mitad de 2009) sí puede grabar vídeos y creo que también puede recibir mms. Los iPod no usan auriculares especiales, sólo que no todos entran en su conector. ya no uso Ubuntu.
domingo, 23 de noviembre de 2008
Luz
Una habitación a media luz, mientras el sol se esconde tras los edificios. En el cielo quedan las nubes naranjas y rosadas. La ciudad está plagada de antenas y grúas como los pequeños pelos de un gran animal. Esa luz tenue entra por la ventana, e ilumina lo que puede, pero ya no es la que era. Unas difuminadas sombras esconden algunos rincones. Es domingo y suena una música de piano que me dice que los recuerdos serán buenos.
Cada vez está más oscuro, y la música cambia. Se hace más lenta y más melancólica. Fuera hay silencio, creo. Mi vida pasa ante mí. ¿Ya? Que corta. En otros tiempos recordaré tardes como esta, o no.
Siento la necesidad de fotografiar todo lo que me rodea, de filmarlo, de preservarlo. No quiero quedarme sin recuerdos cuando todo pase. No quiero que todo dependa de mi cerebro para almacenarlo y recuperarlo. Quiero vivir para tener algo que recordar. Pero sabes que no puedes vivir todos los días como si fueran el último porque acabaría siendo aburrido y acabarías para el resto de tus días, tristes días, tirado en alguna calle sin nada que hacer. No, debo racionar la vida. Hoy no haré nada rememorable.
Bueno, hay una cosa. Una cosa que recuerdo cada día, por todos y cada uno de los días, porque cada día es especial, porque cambió y cambia mi vida, porque sin ella, todo lo demás sería gris y apagado, como esa suciedad de los edificios que no se va a menos que literalmente pulan la superficie.
En este tiempo que he estado escribiendo esto, la luz se ha ido atenuando. La pantalla del ordenador alumbra más que el cielo, que está tornando a azul-violáceo. Aunque claro, mi ventana da hacia el oeste -cardinal y urbanísticamente hablando- y es por donde nace la noche, que persigue al sol (¿O es el el que la persigue a ella?)
PD: si algún día puedo elegir el piso en el que viviré, elegiré uno con enormes ventanales hacia el este.
Cada vez está más oscuro, y la música cambia. Se hace más lenta y más melancólica. Fuera hay silencio, creo. Mi vida pasa ante mí. ¿Ya? Que corta. En otros tiempos recordaré tardes como esta, o no.
Siento la necesidad de fotografiar todo lo que me rodea, de filmarlo, de preservarlo. No quiero quedarme sin recuerdos cuando todo pase. No quiero que todo dependa de mi cerebro para almacenarlo y recuperarlo. Quiero vivir para tener algo que recordar. Pero sabes que no puedes vivir todos los días como si fueran el último porque acabaría siendo aburrido y acabarías para el resto de tus días, tristes días, tirado en alguna calle sin nada que hacer. No, debo racionar la vida. Hoy no haré nada rememorable.
Bueno, hay una cosa. Una cosa que recuerdo cada día, por todos y cada uno de los días, porque cada día es especial, porque cambió y cambia mi vida, porque sin ella, todo lo demás sería gris y apagado, como esa suciedad de los edificios que no se va a menos que literalmente pulan la superficie.
En este tiempo que he estado escribiendo esto, la luz se ha ido atenuando. La pantalla del ordenador alumbra más que el cielo, que está tornando a azul-violáceo. Aunque claro, mi ventana da hacia el oeste -cardinal y urbanísticamente hablando- y es por donde nace la noche, que persigue al sol (¿O es el el que la persigue a ella?)
PD: si algún día puedo elegir el piso en el que viviré, elegiré uno con enormes ventanales hacia el este.
jueves, 6 de noviembre de 2008
El mundo moderno
He publicado esta entrada desde mi nokia N81 via wifi.
Y tengo 2 sistemas operativos en mi ordenador: windows y ubuntu (linux).
Si no fuera tan horrible el mundo moderno estaria muy bien.
Y tengo 2 sistemas operativos en mi ordenador: windows y ubuntu (linux).
Si no fuera tan horrible el mundo moderno estaria muy bien.
lunes, 27 de octubre de 2008
In The Nursery
Hay música que hace que te sientas bien cuando la escuchas. Hay música que te sacude. Hay música que te gusta como suena. La hay que puedes escuchar de fondo, sin ser desagradable. Pero hay a veces un tipo de música que va más allá de un sentimiendo agradable. Es algo más profundo. Eso es para mi In The Nursery.
Un sentimiento de comunidad con el universo, conmigo mismo y con las notas.
Armonía.
Un sentimiento de comunidad con el universo, conmigo mismo y con las notas.
Armonía.
viernes, 24 de octubre de 2008
jueves, 9 de octubre de 2008
You woke this morning...
... got yourself a gun.
Yo estaba allí, parado, espectante. No, no quería ir. Estas cosas no son lo mío. O no nací para esto o nunca me han enseñado, pero en serio, esto no es lo mío. Bueno, en algún momento tengo que aprender. O... o no. Bueno, si.
Hablando claro, no me puse precisamente esos atributos los primarios. O tuve mala suerte con el 3D6. Puede que fuera porque preferí otra cosa, ya tenía todas las ventajas cogidas. No me dieron los puntos extras. Los puntos de experiencia fueron insuficientes. ¿Quién iba a pensar lo que iba a necesitar tanto? ¿Quién? Ah, claro, ahora todo parece mucho más claro, pero de hecho en aquel momento no lo era. Míralo a él. No lo necesita. Claro que no, es un hámster. Bueno pero tiene sus cosas de hámster y nunca le he visto necesitar nada parecido. Puede que no le conozcas tan bien como presumes. Puede.
Y luego está todo aquel otro asunto. Ya sabeis a qué me refiero. Si, hombre, el asunto aquel... ¿No? Bueno, es demasiado largo y penoso para explicarlo. Es una historia de heroísmo y corrupción en una ciudad ahogada por el crimen. No, no es cierto, es una historia triste sobre ineptitud en algo que a los demás no sólo les parece fácil, sino que les es natural. Claro, no a todos. Pero tu perteneces a aquellos que están en aquel lado de los pocos, mirando a los otros con esa cara tuya tan característica. En fin, aqui estamos, aun esperando, espectantes ante el futuro inmediato y extraño.
No quiero una pistola, dame una máscara.
Yo estaba allí, parado, espectante. No, no quería ir. Estas cosas no son lo mío. O no nací para esto o nunca me han enseñado, pero en serio, esto no es lo mío. Bueno, en algún momento tengo que aprender. O... o no. Bueno, si.
Hablando claro, no me puse precisamente esos atributos los primarios. O tuve mala suerte con el 3D6. Puede que fuera porque preferí otra cosa, ya tenía todas las ventajas cogidas. No me dieron los puntos extras. Los puntos de experiencia fueron insuficientes. ¿Quién iba a pensar lo que iba a necesitar tanto? ¿Quién? Ah, claro, ahora todo parece mucho más claro, pero de hecho en aquel momento no lo era. Míralo a él. No lo necesita. Claro que no, es un hámster. Bueno pero tiene sus cosas de hámster y nunca le he visto necesitar nada parecido. Puede que no le conozcas tan bien como presumes. Puede.
Y luego está todo aquel otro asunto. Ya sabeis a qué me refiero. Si, hombre, el asunto aquel... ¿No? Bueno, es demasiado largo y penoso para explicarlo. Es una historia de heroísmo y corrupción en una ciudad ahogada por el crimen. No, no es cierto, es una historia triste sobre ineptitud en algo que a los demás no sólo les parece fácil, sino que les es natural. Claro, no a todos. Pero tu perteneces a aquellos que están en aquel lado de los pocos, mirando a los otros con esa cara tuya tan característica. En fin, aqui estamos, aun esperando, espectantes ante el futuro inmediato y extraño.
No quiero una pistola, dame una máscara.
sábado, 13 de septiembre de 2008
Objeto punzante
La música sonaba en sus oídos mientras caminaba sin rumbo por la ciudad. Aquí y allá veía suciedad y crimen. Oh! Un céntimo. Debía ser su día de suerte. Desde que la guerra había comenzado hacia ya... ¿Tanto tiempo? ¡Cómo pasa el tiempo cuando uno está ocupado! Su trabajo era retirar derechos humanos. Le daban un objetivo y el tenía que quitarle alguno. ''A este... el de la intimidad'' ''Oh, a este el de la vida'' ''Mira, este me ha caido bien, le voy a quitar el de la dignidad''. No es que estuviera contento con su trabajo, pero de algo había que vivir ¿No? No pensará la gente que se puede decir ''no'' a un trabajo. Todo el mundo que conocía lo había hecho así; su primo comenzó a trabajar en una fábrica de armas químicas. Allí tenían la especialidad de la casa: productos arranca pieles. Causaban furor a lo largo y ancho del mundo. Allí donde hubiera un niño, había coca-cola y allí donde hubiera odio, armas de destrucción masiva. Ya casi no se acordaba de como empezó todo. Un segundo, no había empezado; siempre había sido así, sólo cambiaban los nombres y las armas. La crueldad y el dolor. El horror y la muerte. Eso siempre había estado ahí.
¿No había manera de cambiarlo? Ese pensamiento cruzó un segundo su mente, de parietal a parietal, haciendo parada de servicio -aunque sin parada de potenciales- en el frontal y después se esfumó como había venido, dejando tras de sí un débil y casi imperceptible campo electromagnético.
Ese mismo pensamiento había cruzado ya muchas mentes, pero siempre con ese mismo resultado. Pero un día fue distinto: en la parada sin servicio del frontal, se bajó accidentalmente un potencial de acción. Se dejó la garganta intentando llamar a la corriente de pensamiento, pero pasó de largo. Y allí se encontraba, en el frontal, sin saber a dónde ir. Pilló una circunvalación en la que estaba indicado ''Hacia el Parietal. Por su seguridad, vigile su gradiente, por aquí ahí inhibidores''. Pero el potencial de acción se fue por otros lugares y acabó creando una nueva corriente. En ese cerebro, el pensamiento no se esfumó, y se convirtió en otra cosa.
El poseedor de ese cerebro lo vió claro:
se podía cambiar. Se podía mejorar. El mundo, la humanidad es como nosotros la hacemos.
Aquel hombre recorrió kilómetros gritando su mensaje. Unos no le escucharon, otros le olvidaron y otros intentaron agredirle con objetos contundentes y otros objetos no contundentes, pero que hacen daño si se lanzan a mala fe, como lápices o gomas, que tu dices, eso no duele, pero que cuando te lo lanza un hombre rabioso, duele, admitámoslo.
Un pequeño grupo, sin embargo, sí cambió al escuchar a ese hombre. Y decidieron cambiar a los demás, ya que son personas las que conforman el mundo. Cada persona cuenta; desde el recién nacido hasta el que yace sobre su penúltimo lecho.
Esto ya se había hecho antes, desde la prehistoria hasta ahora, siempre había habido cambios, y se había mejorado. Pero había que cambiar aun más.
No me voy a poner en plan ''la humanidad es imperfecta porque así lo hizo Dios, y sino mira lo que hicimos en el Edén, saltándonos las reglas como si fuéramos quinceañeros rebeldes y grasientos, pero Dios nos lleva a un futuro mejor''. Bah, somos nosotros los que elegimos nuestro futuro. Además todo el mundo sabe que el Edén no existe, es otro de esos lugares mágicos como Nuncajamás, Teruel (perdón por el chiste fácil y, si eres de Teruel y lees esto, bueno tío/a reconoce que es muy pequeño, pero mucho. Hombre ya, pero es que hay pueblos en Murcia más grandes), y todos esos lugares de los que se habla para meter miedo a niños y mayores cuando no quieren irse a la cama. De ahí que la cama sea vista como si fuera algún tipo de fortaleza inexpugnable en la que con sábanas puedes defenderte de monstruos, asesinos y muñecos diabólicos. A lo que iba, desde que salimos de la charca y echamos a andar por este fangoso y pegajoso planeta hemos ido cambiando. Así que tenemos que seguir así. Si alguien te dice: ''quiero establecer una dictadura mundial, ¿te apuntas?'' Rechazas amablemente su oferta y le clavas un tenedor en el ojo. Bueno, no tiene porqué ser un tenedor, puede ser otra cosa punzante, supongo que podría haberlo dicho desde el principio, pero es que lo del tenedor es de un capítulo de los Simpsons y quería dejarlo tal y como lo dijo Moe, pero vamos, que si no tienes un tenedor pues le clavas otra cosa, pero que se punzante, no quiero que intentes clavarle una pelota, una magdalena o algodón de azúcar. Aunque el algodón tiene el palo ese. ¿Ves? Eso es un objeto punzante válido. No quiero demandas del estilo ''no pude evitar 1984 porque le clavé una ciruela'' o ''mi mundo se ha convertido en un infierno porque en lugar de coger el cuchillo cogí uno de esos peluche adorables y supersuaves pero que matar lo que se dice matar, no matan''. Si vais a acabar con alguien que es vuestro amigo y además os cae bien, tenéis que hacerlo rápido y efectivamente. Si no os cae bien o si no es vuestro amigo no deberíais matarlo lenta e ineficientemente, porque si queréis hacer un mundo mejor hay que ser eficientes, y no dejar el trabajo a medio hacer.
***
Jimmy era uno de esos chicos normales. Se le podía describir así: normal. No tenía ninguna característica que le diferenciaba de nadie. Era el perfecto para rellenar hueco, para salir de extra, para salir en fotos insustanciales, para quedar con varios y que pareciera un grupo más grande. Su vida era miserable y triste. Nunca había aspirado a nada, ni nunca se había planteado ''¿Por qué soy asi?'' Su única actividad era existir. Eso era lo único que hacía realmente bien.
Por desgracia, esto es ficción, y Jimmy parece ser el único ser así. Pero la realidad es mucho más cruda. Hay miles de ellos, caminando por las calles, trabajando en donde trabajéis, viviendo donde vivís. Ahora haceos la pregunta de si sois como Jimmy. Da igual la respuesta, si te has hecho la pregunta ya no eres como él. Fácil ¿No?
¿No había manera de cambiarlo? Ese pensamiento cruzó un segundo su mente, de parietal a parietal, haciendo parada de servicio -aunque sin parada de potenciales- en el frontal y después se esfumó como había venido, dejando tras de sí un débil y casi imperceptible campo electromagnético.
Ese mismo pensamiento había cruzado ya muchas mentes, pero siempre con ese mismo resultado. Pero un día fue distinto: en la parada sin servicio del frontal, se bajó accidentalmente un potencial de acción. Se dejó la garganta intentando llamar a la corriente de pensamiento, pero pasó de largo. Y allí se encontraba, en el frontal, sin saber a dónde ir. Pilló una circunvalación en la que estaba indicado ''Hacia el Parietal. Por su seguridad, vigile su gradiente, por aquí ahí inhibidores''. Pero el potencial de acción se fue por otros lugares y acabó creando una nueva corriente. En ese cerebro, el pensamiento no se esfumó, y se convirtió en otra cosa.
El poseedor de ese cerebro lo vió claro:
se podía cambiar. Se podía mejorar. El mundo, la humanidad es como nosotros la hacemos.
Aquel hombre recorrió kilómetros gritando su mensaje. Unos no le escucharon, otros le olvidaron y otros intentaron agredirle con objetos contundentes y otros objetos no contundentes, pero que hacen daño si se lanzan a mala fe, como lápices o gomas, que tu dices, eso no duele, pero que cuando te lo lanza un hombre rabioso, duele, admitámoslo.
Un pequeño grupo, sin embargo, sí cambió al escuchar a ese hombre. Y decidieron cambiar a los demás, ya que son personas las que conforman el mundo. Cada persona cuenta; desde el recién nacido hasta el que yace sobre su penúltimo lecho.
Esto ya se había hecho antes, desde la prehistoria hasta ahora, siempre había habido cambios, y se había mejorado. Pero había que cambiar aun más.
No me voy a poner en plan ''la humanidad es imperfecta porque así lo hizo Dios, y sino mira lo que hicimos en el Edén, saltándonos las reglas como si fuéramos quinceañeros rebeldes y grasientos, pero Dios nos lleva a un futuro mejor''. Bah, somos nosotros los que elegimos nuestro futuro. Además todo el mundo sabe que el Edén no existe, es otro de esos lugares mágicos como Nuncajamás, Teruel (perdón por el chiste fácil y, si eres de Teruel y lees esto, bueno tío/a reconoce que es muy pequeño, pero mucho. Hombre ya, pero es que hay pueblos en Murcia más grandes), y todos esos lugares de los que se habla para meter miedo a niños y mayores cuando no quieren irse a la cama. De ahí que la cama sea vista como si fuera algún tipo de fortaleza inexpugnable en la que con sábanas puedes defenderte de monstruos, asesinos y muñecos diabólicos. A lo que iba, desde que salimos de la charca y echamos a andar por este fangoso y pegajoso planeta hemos ido cambiando. Así que tenemos que seguir así. Si alguien te dice: ''quiero establecer una dictadura mundial, ¿te apuntas?'' Rechazas amablemente su oferta y le clavas un tenedor en el ojo. Bueno, no tiene porqué ser un tenedor, puede ser otra cosa punzante, supongo que podría haberlo dicho desde el principio, pero es que lo del tenedor es de un capítulo de los Simpsons y quería dejarlo tal y como lo dijo Moe, pero vamos, que si no tienes un tenedor pues le clavas otra cosa, pero que se punzante, no quiero que intentes clavarle una pelota, una magdalena o algodón de azúcar. Aunque el algodón tiene el palo ese. ¿Ves? Eso es un objeto punzante válido. No quiero demandas del estilo ''no pude evitar 1984 porque le clavé una ciruela'' o ''mi mundo se ha convertido en un infierno porque en lugar de coger el cuchillo cogí uno de esos peluche adorables y supersuaves pero que matar lo que se dice matar, no matan''. Si vais a acabar con alguien que es vuestro amigo y además os cae bien, tenéis que hacerlo rápido y efectivamente. Si no os cae bien o si no es vuestro amigo no deberíais matarlo lenta e ineficientemente, porque si queréis hacer un mundo mejor hay que ser eficientes, y no dejar el trabajo a medio hacer.
***
Jimmy era uno de esos chicos normales. Se le podía describir así: normal. No tenía ninguna característica que le diferenciaba de nadie. Era el perfecto para rellenar hueco, para salir de extra, para salir en fotos insustanciales, para quedar con varios y que pareciera un grupo más grande. Su vida era miserable y triste. Nunca había aspirado a nada, ni nunca se había planteado ''¿Por qué soy asi?'' Su única actividad era existir. Eso era lo único que hacía realmente bien.
Por desgracia, esto es ficción, y Jimmy parece ser el único ser así. Pero la realidad es mucho más cruda. Hay miles de ellos, caminando por las calles, trabajando en donde trabajéis, viviendo donde vivís. Ahora haceos la pregunta de si sois como Jimmy. Da igual la respuesta, si te has hecho la pregunta ya no eres como él. Fácil ¿No?
martes, 2 de septiembre de 2008
Electi
El honor más grande que podía tener un templario era ser un electi. Uno de los elegidos. El mejor entre los suyos. Serviría a la Iglesia Angélica aun más allá. Guilliam iba a convertirse en electi. Cualquier podría decir que había nacido para eso. Ya de pequeño mostraba la calma que le haría popular entre sus hermanos de armas. Su cuerpo alético y oscuro y su mirada inteligente y decidida hacían que sus hombres confiaran en él. No dudó cuando había que usar el asta y cuando usar la palabra. Había estado en todos los rincones de Europa; desde la isla ibérica hasta la Tierra Marcada más allá de Moscú. Incluso aquellos que no se refugian bajo la amable y confortable mano de la Iglesia le tenían respeto. Todos los niños de su aldea querían ser como él, y blandían toscas espadas de madera y pinchaban con ellas a los cerdos mientras se imaginaban peleando contra terribles engendros. Guilliam era una de esas personas que hacía de Europa un lugar mejor. Pese a la lluvía constante, la miseria, la ignorancia, la opresión, la codicia, la pobreza, las destructoras tormentas y los engendros oníricos, Guilliam tenía un pequeño halo de luz a su alrededor.
Y en algún lugar, otros como él veían más allá del poder o las riquezas. Más allá había algo más, un futuro mejor. Esperanza era ver ese más allá. Y cada vez más gente miraba el horizonte y veía, más allá algo distinto, mejor. Todo comenzaría por esos niños con alas blancas y la tinta del Señor en la piel.
Y en algún lugar, otros como él veían más allá del poder o las riquezas. Más allá había algo más, un futuro mejor. Esperanza era ver ese más allá. Y cada vez más gente miraba el horizonte y veía, más allá algo distinto, mejor. Todo comenzaría por esos niños con alas blancas y la tinta del Señor en la piel.
sábado, 30 de agosto de 2008
Isobel
Es tarde, y como siempre no quiero irme a acostar. No se por qué me ocurre esto siempre. Supongo a veces que es como admitir que el día ha acabado, y me niego a reconocerlo. Otras veces pienso que es sólo una manía aprendida de pequeño. Alguna vez, que tarde es cuando soy más productivo, en general. Puede que sólo tenga la sensación de ser productivo.
En cualquier caso, voy a escribir de todos modos. Tal vez mañana no me parezca tan bueno, o si, pero en cualquier caso no lo eliminaré, eso sólo lo hice una vez y no más. Bueno, fueron dos veces, pero muy seguidas, asi que cuenta como una.
Nadia había tenido un día horrible, uno de esos días que deseas olvidar cuanto antes escribiendo un nuevo día encima, y luego otro, y luego otro, hasta que lo sepultes de recuerdos banales y ya no quede nada de él. Era invierno y en la calle hacía frío. Los pies le sangraban y le costaba caminar. La calle estaba, como siempre, bastante sucia, como es común en Roma. El camino a casa se le estaba haciendo interminable. La calle por la que en ese momento cruzaba estaba vacía, excepto por aquel hombre negro que iba en contradirección. Instintivamente sintió miedo. No era alguien que se acobardara fácilmente, ni que no supiera defenderse -su técnica de defensa personal era rápida, efectiva y dolorosa-, es que sintió un miedo irracional, proveniente de alguna región primitiva y básica de su cerebro. Se cambió de acera, a pesar de saber que eso no la ayudaría en absoluto y comenzó a caminar más deprisa. Ya no había dolor, sólo miedo. El hombre comenzó a seguirla y de pronto echó a correr. Nadia no pudo reaccionar y el hombre se avalanzó sobre ella. Un segundo más tarde, un placer extraño e intenso recorría su cuerpo. ¿El hombre la estaba mordiendo en el cuello? Nah, sería cosa suya, además, el placer le hacía difícil concentrarse. Estaba como paralizada, sin recordar exactamente que hacía en los brazos que aquel hombre extraño. De pronto, la oscuridad se cernió sobre ella y sintió en frío suelo.
Cuando despertó, estaba en una habitación de hospital. Una sonriente enfermera entró por la puerta y le preguntó qué tal se encontraba. ''Rara'' contestó ella aun confusa. Al parecer -le comentó el médico- alguien la había dejado en la puerta de urgencias la noche pasada con un volumen de sangre muy bajo. Le habían transfundido sangre y por la tarde se podía ir a su casa. Los recuerdos estaban borrosos y eran incompletos o carecían de sentido. Voces, un lugar cálido y una cama o algo parecido. ¿El hombre de la calle era real o sólamente se desmayó en la acera?
Su mente pronto se desvió del tema, en el que no iba a pensar mucho, y pensó sobre su trabajo. Había perdido un día de trabajo. Cogió su movil y marcó el número de su jefe.
Dear Isobel
I hope you're well and what you've done is right
Oh it's been such hell
I wish you well and hope you're safe tonight
En cualquier caso, voy a escribir de todos modos. Tal vez mañana no me parezca tan bueno, o si, pero en cualquier caso no lo eliminaré, eso sólo lo hice una vez y no más. Bueno, fueron dos veces, pero muy seguidas, asi que cuenta como una.
Nadia había tenido un día horrible, uno de esos días que deseas olvidar cuanto antes escribiendo un nuevo día encima, y luego otro, y luego otro, hasta que lo sepultes de recuerdos banales y ya no quede nada de él. Era invierno y en la calle hacía frío. Los pies le sangraban y le costaba caminar. La calle estaba, como siempre, bastante sucia, como es común en Roma. El camino a casa se le estaba haciendo interminable. La calle por la que en ese momento cruzaba estaba vacía, excepto por aquel hombre negro que iba en contradirección. Instintivamente sintió miedo. No era alguien que se acobardara fácilmente, ni que no supiera defenderse -su técnica de defensa personal era rápida, efectiva y dolorosa-, es que sintió un miedo irracional, proveniente de alguna región primitiva y básica de su cerebro. Se cambió de acera, a pesar de saber que eso no la ayudaría en absoluto y comenzó a caminar más deprisa. Ya no había dolor, sólo miedo. El hombre comenzó a seguirla y de pronto echó a correr. Nadia no pudo reaccionar y el hombre se avalanzó sobre ella. Un segundo más tarde, un placer extraño e intenso recorría su cuerpo. ¿El hombre la estaba mordiendo en el cuello? Nah, sería cosa suya, además, el placer le hacía difícil concentrarse. Estaba como paralizada, sin recordar exactamente que hacía en los brazos que aquel hombre extraño. De pronto, la oscuridad se cernió sobre ella y sintió en frío suelo.
Cuando despertó, estaba en una habitación de hospital. Una sonriente enfermera entró por la puerta y le preguntó qué tal se encontraba. ''Rara'' contestó ella aun confusa. Al parecer -le comentó el médico- alguien la había dejado en la puerta de urgencias la noche pasada con un volumen de sangre muy bajo. Le habían transfundido sangre y por la tarde se podía ir a su casa. Los recuerdos estaban borrosos y eran incompletos o carecían de sentido. Voces, un lugar cálido y una cama o algo parecido. ¿El hombre de la calle era real o sólamente se desmayó en la acera?
Su mente pronto se desvió del tema, en el que no iba a pensar mucho, y pensó sobre su trabajo. Había perdido un día de trabajo. Cogió su movil y marcó el número de su jefe.
Dear Isobel
I hope you're well and what you've done is right
Oh it's been such hell
I wish you well and hope you're safe tonight
martes, 26 de agosto de 2008
Traición
Sería como utilizar al blog sólo cuando no tengo nada mejor que hacer si no escribiera nada en estos meses de verano. Pero de hecho, así ha sido. Lo siento, bites almacenados en alguna habitación refrigerada y poco confortable diseñada para ese propósito en alguna sucursal de google.
Es extraño pedirle perdón a unos circuitos, pero es que se lo merecen. Ellos están ahí, aguantando y guardando mis chorradas para que yo ahora, en verano, les ignore completamente. Y sólo porque aquí tengo mejores cosas que hacer. Eso está muy pero que muy feo.
Es tarde y debería irme a acostar. Pero el Battlefield 2 me ha despejado bastante. No os interesa lo más mínimo, pero estaba jugando el mapa patrocinado por Intel. Es curioso, el otro día hablaba con mis amigos sobre esto mismo, diciéndoles que no me importaría que en los juegos hubiera publicidad, siempre de forma discreta. Y puse el ejemplo de que en el Battlefield 2 (Un juego sobre una supuesta e inminente 3º guerra mundial) hubiera carteles publicitarios de marcas. Pues eso exactamente es lo que hay en el mapa de Intel. En mitad del desierto saudí, al lado de una carretera, se puede leer en grandes letras: ''Stay cool in the heat of battle'' y el logotipo de Intel Core duo Extreme. De hecho, el trasfondo de la batalla es que el ejército estadounidense tiene que mantener las líneas de suministros de procesadores. Extraño, pero a la vez bastante predecible. La publicidad ha llegado a casi todas partes. ¿Por qué no a los video juegos? ¿Qué será lo próximo? ¿Los sueños?
Esta entrada ha sido patrocinada por calzoncillos ''Velocidad Luz''
Es extraño pedirle perdón a unos circuitos, pero es que se lo merecen. Ellos están ahí, aguantando y guardando mis chorradas para que yo ahora, en verano, les ignore completamente. Y sólo porque aquí tengo mejores cosas que hacer. Eso está muy pero que muy feo.
Es tarde y debería irme a acostar. Pero el Battlefield 2 me ha despejado bastante. No os interesa lo más mínimo, pero estaba jugando el mapa patrocinado por Intel. Es curioso, el otro día hablaba con mis amigos sobre esto mismo, diciéndoles que no me importaría que en los juegos hubiera publicidad, siempre de forma discreta. Y puse el ejemplo de que en el Battlefield 2 (Un juego sobre una supuesta e inminente 3º guerra mundial) hubiera carteles publicitarios de marcas. Pues eso exactamente es lo que hay en el mapa de Intel. En mitad del desierto saudí, al lado de una carretera, se puede leer en grandes letras: ''Stay cool in the heat of battle'' y el logotipo de Intel Core duo Extreme. De hecho, el trasfondo de la batalla es que el ejército estadounidense tiene que mantener las líneas de suministros de procesadores. Extraño, pero a la vez bastante predecible. La publicidad ha llegado a casi todas partes. ¿Por qué no a los video juegos? ¿Qué será lo próximo? ¿Los sueños?
Esta entrada ha sido patrocinada por calzoncillos ''Velocidad Luz''
martes, 1 de julio de 2008
Renovar
Estoy renovandome. Estoy empezando de nuevo. Volviendo al principio, como los reproductores multimedia que cuando llegan al final, vuelven a empezar. Bueno, siempre y cuando tengas la opción habilitada para ello. Si no, llegará al final y ya está. Pero si fuera así en las personas pues moririas. Y nuestra labor de médicos sería habilitar la opción ''repetición''. Pero esto no es del todo repetición.
No, es algo distinto. Es empezar de nuevo, pero distinto. Todo tiene que estar preparado para un nuevo ciclo. Esta ciudad está dividida en ciclos, que van de verano a verano. Cada principio de verano, toda una cohorte de estudiantes se va y cada final de verano una nueva viene. Todo se queda igual y a la vez, si uno se fija un poco más, es distinto. Es como una cinta transportadora, que cada año se lleva a unos y trae a otros. Ciertas cosas cambian, otras permanecen inmutables a lo largo de los siglos, como piedras color arena en mitad del páramo amarillo, cruzado por brazos de asfalto. Desde casi cualquier parte se ve la piedra de color arena y también el páramo amarillo. Algún día me iré de aquí y en ese momento vendrá otro a ocupar mi lugar, mientras nos observan las conchas, las calaveras, los reyes y los papas.
Mi piso es igual. En septiembre se empezará un nuevo ciclo, nuevas clases, nuevas materias, nuevos exámenes. Pero ahora reordenando, renovando mi habitación. Es la misión habitación del desierto y la operación renovación de mi puta habitación (perdón, el que se inventa los nombres está de vacaciones). Y uno mira las cosas se va encontrando y va recordando. Las palas de playa, esa libreta pequeña naranja, el espumillón dorado, una diana con balines incrustados, unos papeles de colores que ni siquiera son mios, aquella gorra roja, una pelvis...
De hecho, estoy deseando que llegue el verano, especialmente para no hacer NADA. Así con mayúsculas. Sentarme a mirar las nubes como dice mi perfil. Sentarme en el sofá y dejar el tiempo pasar. Y hacer cosas que me gusten de verdad; disparar a la gente, volar a la gente en pedazos, hacer estallar a la gente, matar gente, pero todo ello en el mundo virtual... creo.
P.D: ayer estaba jugando yo al Battlefield 2, disparando a unos tipos, y de pronto, en la pared había un bicho enorme y extraño. Debía ser de grande como mi dedo pulgar y parecía un saltamontes, pero no creo que lo fuera. ¿Como llegó hasta un sexto piso? ¿Cómo entró por la ventana sin que me diera cuenta? ¿De donde cojones venía? Si ni siquiera hay parques cerca. Y lo peor de todo, es que cogí una chancla y le de una ostia. Y desapareció. No se como, pero después de verle desaparecer tras la chancla no lo volví a ver. Ni le vi volar, correr, ni dejó cadaver. Lo peor es que estoy en el mismo sitio donde lo ví ayer y sigo sin saber donde e... oh Dios mio! ¡Viene a por mi! ¡Nooo...
...
No, es algo distinto. Es empezar de nuevo, pero distinto. Todo tiene que estar preparado para un nuevo ciclo. Esta ciudad está dividida en ciclos, que van de verano a verano. Cada principio de verano, toda una cohorte de estudiantes se va y cada final de verano una nueva viene. Todo se queda igual y a la vez, si uno se fija un poco más, es distinto. Es como una cinta transportadora, que cada año se lleva a unos y trae a otros. Ciertas cosas cambian, otras permanecen inmutables a lo largo de los siglos, como piedras color arena en mitad del páramo amarillo, cruzado por brazos de asfalto. Desde casi cualquier parte se ve la piedra de color arena y también el páramo amarillo. Algún día me iré de aquí y en ese momento vendrá otro a ocupar mi lugar, mientras nos observan las conchas, las calaveras, los reyes y los papas.
Mi piso es igual. En septiembre se empezará un nuevo ciclo, nuevas clases, nuevas materias, nuevos exámenes. Pero ahora reordenando, renovando mi habitación. Es la misión habitación del desierto y la operación renovación de mi puta habitación (perdón, el que se inventa los nombres está de vacaciones). Y uno mira las cosas se va encontrando y va recordando. Las palas de playa, esa libreta pequeña naranja, el espumillón dorado, una diana con balines incrustados, unos papeles de colores que ni siquiera son mios, aquella gorra roja, una pelvis...
De hecho, estoy deseando que llegue el verano, especialmente para no hacer NADA. Así con mayúsculas. Sentarme a mirar las nubes como dice mi perfil. Sentarme en el sofá y dejar el tiempo pasar. Y hacer cosas que me gusten de verdad; disparar a la gente, volar a la gente en pedazos, hacer estallar a la gente, matar gente, pero todo ello en el mundo virtual... creo.
P.D: ayer estaba jugando yo al Battlefield 2, disparando a unos tipos, y de pronto, en la pared había un bicho enorme y extraño. Debía ser de grande como mi dedo pulgar y parecía un saltamontes, pero no creo que lo fuera. ¿Como llegó hasta un sexto piso? ¿Cómo entró por la ventana sin que me diera cuenta? ¿De donde cojones venía? Si ni siquiera hay parques cerca. Y lo peor de todo, es que cogí una chancla y le de una ostia. Y desapareció. No se como, pero después de verle desaparecer tras la chancla no lo volví a ver. Ni le vi volar, correr, ni dejó cadaver. Lo peor es que estoy en el mismo sitio donde lo ví ayer y sigo sin saber donde e... oh Dios mio! ¡Viene a por mi! ¡Nooo...
...
jueves, 26 de junio de 2008
¡Al fin!
No, todavía no he acabado los exámenes. Lo que pasa es que al fin, sí, al fin, tengo TODOS los libros de Engel. Todos, tron, todos. El básico (en castellano), Creatures of the Dreamseed (en inglés), Pandorámicum (en inglés), Orden book miquelites (en inglés), ordensbuch gabrieliten, ramieliten, raphaeliten, urieliten (en alemán), Mater Ecclesia (en alemán), De Bello Britanico (en alemán), Codex Urbanis (en alemán) y las 5 novelas, Exodus, Terra incognita, Terra Nova, Homini Lupus y Hiobsbotschaft (en alemán).
Dios lo que me ha costado conseguirlos. Especialmente el de los gabrielitas, que hoy estaba en mi buzón, por fin. Se lo intenté comprar a alemanes, a suizos e italianos, pero al final unos amables alemanes como caidos del cielo, lo pusieron en mis manos.
Ahora que ya me he leido los que estan en castellano e inglés, me falta traducir los que están en alemán. Si, es un huevo, pero tengo todo el tiempo del mundo.
Por cierto, el día 30 sale una nueva novela, Deus Vult. ¿Cuánto tardaré en poseerla? Poco, muy poco.
sábado, 21 de junio de 2008
¿Por qué?
¿Por qué estoy estudiando esto? ¿De verdad tengo que saberlo? ¿En serio? ¿Es ABSOLUTAMENTE necesario? Nadie va a morirse porque yo no sepa esto, ¿No? De hecho, en lugar de estudiar epidemiología podría estudiar algo que podría REALMENTE salvar vidas.
-¡Médico, necesito un médico!
-¿Que le ocurre?
-¡Mi marido se ha desplomado de pronto!
-¡Tranquila señora, voy a calcularle el ODDs Ratio!
-¡¿De qué habla?! ¡Hagalé la cosa esa de darle en el pecho!
-Tonterías señora, le estoy calculando el riesgo atribuible. Y dígame, ¿su marido fuma?
-¡Ay la virgen, que se está poniendo morado!
-No se preocupe, tiene delante al mejor médico que haya visto jamás. Bueno, ahora dividimos la incedencia acumulada en expuestos entre la incedencia en...
-¡Que se me muere mi Paco!
-Joder, señora, ¿Aquí quién es el médico? ¿Yo o usted? Yo decidiré cuando su marido está muerto. Vale, ahora sí está muerto. Bien, veamos, voy a incluirle en el grupo de enfermos... enfermedad: muerte. Perfecto señora ¿Ve este punto minúsculo en esta gráfica? Ese es su Paco.
A Paco le dieron la baja por enfermedad, pero al mes ya lo devolvieron a su puesto de trabajo en la oficina. A su señora le dieron la pensión de incapacidad de Paco. A mí... casi me matan ¿Por qué? ¡Yo sólo aplique lo que me enseñaron en la Facultad! No era estadísticamente probable que Paco muriera tan rápido. Tal vez sea debido a alguna variable que aun no he encontrado... o a un factor de confusión...
-¡Médico, necesito un médico!
-¿Que le ocurre?
-¡Mi marido se ha desplomado de pronto!
-¡Tranquila señora, voy a calcularle el ODDs Ratio!
-¡¿De qué habla?! ¡Hagalé la cosa esa de darle en el pecho!
-Tonterías señora, le estoy calculando el riesgo atribuible. Y dígame, ¿su marido fuma?
-¡Ay la virgen, que se está poniendo morado!
-No se preocupe, tiene delante al mejor médico que haya visto jamás. Bueno, ahora dividimos la incedencia acumulada en expuestos entre la incedencia en...
-¡Que se me muere mi Paco!
-Joder, señora, ¿Aquí quién es el médico? ¿Yo o usted? Yo decidiré cuando su marido está muerto. Vale, ahora sí está muerto. Bien, veamos, voy a incluirle en el grupo de enfermos... enfermedad: muerte. Perfecto señora ¿Ve este punto minúsculo en esta gráfica? Ese es su Paco.
A Paco le dieron la baja por enfermedad, pero al mes ya lo devolvieron a su puesto de trabajo en la oficina. A su señora le dieron la pensión de incapacidad de Paco. A mí... casi me matan ¿Por qué? ¡Yo sólo aplique lo que me enseñaron en la Facultad! No era estadísticamente probable que Paco muriera tan rápido. Tal vez sea debido a alguna variable que aun no he encontrado... o a un factor de confusión...
jueves, 12 de junio de 2008
Renegades of Funk
No matter how hard you try, you can't stop us now
We're the renegades of this time and age
This is the time and age of renegades
Renegades of this time and age
This is the time and age of renegades
Since the Prehistoric ages and the days of ancient Greece
Right down through the Middle Ages
Planet earth kept going through changes
And then no renaissance came, and times continued to change
Nothing stayed the same, but there were always renegades
Like Chief Sitting Bull, Tom Paine
Dr. Martin Luther King, Malcom X
They were renegades of their time and age
The mighty renegades
We're the renegades of funk
We're the renegades of this time and age
This is the time and age of renegades
Renegades of this time and age
This is the time and age of renegades
Since the Prehistoric ages and the days of ancient Greece
Right down through the Middle Ages
Planet earth kept going through changes
And then no renaissance came, and times continued to change
Nothing stayed the same, but there were always renegades
Like Chief Sitting Bull, Tom Paine
Dr. Martin Luther King, Malcom X
They were renegades of their time and age
The mighty renegades
We're the renegades of funk
miércoles, 4 de junio de 2008
Mar
El día había amanecido oscuro y tormentoso en Issoudun. Era raro, en primavera no solía haber tormentas como esas. Anne -la Mater de ese pequeño pueblo de pescadores- se sentó en una de las rocas cerca del mar. ¿Por qué Dios les castigaba de esa manera? ¿Habían sido los pecados de los Tiempos Pasados tan graves? ¿Y por qué pagaban ellos lo que habían hecho las personas del mundo prediluviano? Si, puede que fueran pensamientos herejes, pero ningún inquisidor podía saber lo que ella pensaba. Ensimismada miraba el mar, el inmenso mar. Se preguntó que habría más allá. Sabía que más al norte las islas de normandía y aun más al norte las islas británcas. ¿Y más allá? Unos gritos la sacaron de sus pensamientos. Unos pescadores habían sido atacados por unos engendros. Uno de ellos ya estaba muerto cuando llegaron a la costa. Los otros dos tenían un pie en la tumba.
Anne se acercó a ellos, les examinó durante un par de segundos y pronto comenzó a aplicar apósitos a las heridas. Sus órdenes eran acatadas al pie de la letra por los habitante que estaban a su alrededor, horrorizados con las armas del Señor de las Moscas. Tras un rato largo, otro de los pescadores murió. Anne maldijo mentalmente. Totalmente volcada en el que quedaba, estuvo a su lado durante dos días, hasta que el joven recuperó la consciencia.
Hoy, Anne se ha sentado otra vez en la misma roca, mirando el mar. Sabe que el Tentador se esconde en cualquier parte, y que aparece sin previo aviso. Pero ya ha pedido ayuda. Ahora mismo, un mensajero se dirige a Gratianopel para que una compañía de Engels venga a socorrerles. Anne mira el mar, pero esta vez tiene esperanza. Esperanza con forma de niños alados de plumas blancas.
Anne se acercó a ellos, les examinó durante un par de segundos y pronto comenzó a aplicar apósitos a las heridas. Sus órdenes eran acatadas al pie de la letra por los habitante que estaban a su alrededor, horrorizados con las armas del Señor de las Moscas. Tras un rato largo, otro de los pescadores murió. Anne maldijo mentalmente. Totalmente volcada en el que quedaba, estuvo a su lado durante dos días, hasta que el joven recuperó la consciencia.
Hoy, Anne se ha sentado otra vez en la misma roca, mirando el mar. Sabe que el Tentador se esconde en cualquier parte, y que aparece sin previo aviso. Pero ya ha pedido ayuda. Ahora mismo, un mensajero se dirige a Gratianopel para que una compañía de Engels venga a socorrerles. Anne mira el mar, pero esta vez tiene esperanza. Esperanza con forma de niños alados de plumas blancas.
domingo, 1 de junio de 2008
Némesis
El libro se abrió por la página en blanco. Una luz agonizante venía de algún lugar fuera de la habitación. Su pluma comenzó a dibujar las letras que contaban una historia terrible. Las palabras iban surgiendo del sonido del papel rasgado por la afilada pluma y como un cáncer el terror comenzó a crecer de nuevo. La luz se apagaba poco a poco, como estrangulada -igual que había sido estrangulada la mujer de quien escribía en el viejo tomo desgastado- y las letras negras seguían siendo plasmadas sobre el blanco. En ese momento, el escritor describía la cara de su mujer al morir, mientras él mismo la asesinaba. La oscuridad de la habitación se hizo más profunda y amenazaba con extinguir la vela. El escritor narró sobre el libro la muerte final de su mujer y la venganza de su nénemis, el cual la amaba. Las frías manos se aferraron a la pluma con rabia ante el recuerdo. Sin embargo, se tranquilizó cuando llegó a la parte final de la historia. Según decían las frases recién escritas, su némesis fue derrotado en el intento de venganza y había sido destruido. Para siempre. Pero se equivocaba.
El libro siguió siendo manchado, pero no por la tinta, que se derramaba hasta el suelo, sino por la sangre del escritor, que fluia desde su cuerpo sin vida. Puede que finalmente némesis lograra su venganza, pero el libro siguió conteniendo el horror y la muerte para siempre.
El libro siguió siendo manchado, pero no por la tinta, que se derramaba hasta el suelo, sino por la sangre del escritor, que fluia desde su cuerpo sin vida. Puede que finalmente némesis lograra su venganza, pero el libro siguió conteniendo el horror y la muerte para siempre.
jueves, 29 de mayo de 2008
martes, 27 de mayo de 2008
Las nubes
Desde mi ventana (más bien una puerta, pero con cristales, asi que como si fuera una ventana) se ve el cielo cubierto de nubes. Hoy tienen todos los tonos posibles. Debajo se extiende la ciudad ante mí, y más lejos aun, está el campo. A veces se ven pájaros volar entre los edificios.
lunes, 26 de mayo de 2008
Y aquí estoy yo, haciendo algo que no debo.
Dios, si lees esto, por favor, no te enfades. Venga tio! Venga! Anda... Vengaaa tio... Serás...
En fin, aquí estoy, escribiendo aquí cuando debería estar estudiando... ¿Qué era? Algo sobre culos. Me paso el día estudiando culos. O cosas peores. No quiero ser culólogo cuando acabe la carrera, aunque ya verás que me tocará de las peores cosas por no tener notas altas. ¿Y por qué no tengo notas altas? Porque en lugar de estudiar estoy aquí haciendo nada, bueno, nada no, que estoy escribiendo, y eso es algo, pero no es algo que me sirva para aprobar la asignatura, no puedo ir al examen y ponerle esta entrada y esperar que se apiade de mí. Eso sería raro. Gracioso. Pero raro, y el profesor(a) no tendría compasión y acabaría siendo una simple anécdota en alguna reunión del departamento, mirad, mirad lo que ha puesto este alumno, ¿Que se creerá? (escupe en el examen) eso es lo que pienso de tu absurda respuesta...
¿Y sabes qué? TU también eres parte de todo esto. De hecho eres complice. ¿Te parece bonito? Dios, castígale. Venga tio. Vengaaa tio. Maldito Ganesh y sus múltiples brazos. ¿Para qué quieres tantos brazos si no haces nada con ellos. Oh, ya veo, eso es mucho más importante que yo. Bah, paso de tí, Dios desagradecido. El proximo pollo se lo ofreceré a Nyarlathothep, él seguro que me escucha.
En fin, aquí estoy, escribiendo aquí cuando debería estar estudiando... ¿Qué era? Algo sobre culos. Me paso el día estudiando culos. O cosas peores. No quiero ser culólogo cuando acabe la carrera, aunque ya verás que me tocará de las peores cosas por no tener notas altas. ¿Y por qué no tengo notas altas? Porque en lugar de estudiar estoy aquí haciendo nada, bueno, nada no, que estoy escribiendo, y eso es algo, pero no es algo que me sirva para aprobar la asignatura, no puedo ir al examen y ponerle esta entrada y esperar que se apiade de mí. Eso sería raro. Gracioso. Pero raro, y el profesor(a) no tendría compasión y acabaría siendo una simple anécdota en alguna reunión del departamento, mirad, mirad lo que ha puesto este alumno, ¿Que se creerá? (escupe en el examen) eso es lo que pienso de tu absurda respuesta...
¿Y sabes qué? TU también eres parte de todo esto. De hecho eres complice. ¿Te parece bonito? Dios, castígale. Venga tio. Vengaaa tio. Maldito Ganesh y sus múltiples brazos. ¿Para qué quieres tantos brazos si no haces nada con ellos. Oh, ya veo, eso es mucho más importante que yo. Bah, paso de tí, Dios desagradecido. El proximo pollo se lo ofreceré a Nyarlathothep, él seguro que me escucha.
Dame una botella de algo barato, que tengo que inaugurar esta cosa
... blog dices? Como los del colegio? Esos de lineas horizontales para que no nos torcieramos? No? Pues menuda mier... ah! estás aquí amado lector... No te preocupes por esto, es que estaba comentando algo con alguien, pero ya se iba. Bueno, ¿Qué te cuentas? Vale, vale, tampoco tienes que aburrirme con tu vida, al fin y al cabo si has venido aquí es para saber algo sobre la mía, no para que me cuentes la tuya. Aunque nada te asegura que yo te vaya a contar la verdad... puede que sólo esté creando una imagen falsa de mí que he ideado para falsear pensamientos...
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