miércoles, 17 de noviembre de 2010

El Réquiem (III)

‘’Yo era un gran oficial. Mariscal de campo, ni más ni menos. 2 cruces de hierro, y muchas otras condecoraciones. Yo era un militar, nada más. Pero cuando la guerra acabó los malditos aliados se tiraron sobre nosotros como si fuéramos los culpables de todo el asunto aquel de los nazis. Los militares aliados, cobardes, nos impusieron su ‘’justicia’’ y entonces haber sido un gran militar se convirtió en una vergüenza. Cómo odio a esos hipócritas estadounidenses… y a los ingleses, y a los franceses… Y justo en aquel momento, cuando creí que mi vida estaba acabada, me abrazaron. No voy a decir que me encante, pero al menos estaré aquí para ver como esos arrogantes estadounidenses se caen de su bonito pedestal… tiempo al tiempo, camaradas…’’

Esta ciudad acoge a personajes de lo más pintorescos, humanos y vampiros. A veces parece que todo es una ilusión, en la que se mezcla pasado, presente y futuro. Un sueño extraño en el que nada tiene sentido y por eso tiene un sentido bizarro y absurdo. Cada uno libra su propia batalla contra los demás, ¿Y son nuestras batallas batallas a su vez de otro Vástago más poderoso? ¿Somos libres? Las apariencias engañan en esta ciudad.

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