jueves, 20 de agosto de 2009

Lacras sociales del mundo moderno: hoy, las farmacéuticas.

Antes de nada, quiero dejar claro de qué pie cojeo: odio profundamente a las farmacéuticas, con toda mi alma, si existiera. Bien, dejado esto claro pasemos a mi disertación sobre las empresas que Satanás fundó en la tierra:

Las farmacéuticas son esas empresas que se dedican a ganar dinero investigando, creando y vendiendo medicamentos. Esto, en principio, no debería ser demasiado malo, sino fuera por la forma de actuar de estas corporaciones. Ciertamente son empresas que gastan millones de (inserte aquí su divisa predilecta) en hacer sustancias que curan a la gente. Siempre y cuando eso les resulte rentable. Es decir: sólo hacen los medicamentos que tienen "target" (objetivo de mercado), sease, las que haya gente con dinero que las compre y rentabilizar así su inversión en investigación y desarrollo. Lo cual significa que: a)Si tienes una enfermedad rara, te quedas sin medicamento (o es extremadamente caro para ser rentable), b)si vives en un país sin recursos y tu enfermedad es endémica, te quedas sin medicamento, c)no necesariamente el medicamento tiene que ser curativo, lo importante es que se venda.

Y puede que digáis: "Pero las farmacéuticas son empresas, y como tales deben obtener beneficios, además de que sus esfuerzos hacen que podamos avanzar en el mundo de las medicinas gracias a sus inversiones millonarias" (Tal vez no con las mismas palabras pero parecido). Vayamos por partes.
Está claro que una empresa está para ganar dinero. Yo no digo que Intel regale sus futuros procesadores de 32nm a países pobres, ya que perderían cantidades ingentes de dinero (sobre todo por el enorme gasto en investigación que hay detrás), pero sí digo que una farmacéutica no es lo mismo que un fabricante de procesadores. ¿La razón? Un país pobre puede que le venga bien tener unos buenos procesadores, pero es más importante que se población esté viva. La salud, pese a lo que ellos digan, no es un negocio como otro cualquiera. No es lo mismo patentar un sistema de pantallas táctiles a un medicamento, ya que el medicamento puede ser vital. Y aquí enlazo con la segunda parte: la supuesta ayuda al mundo con sus investigaciones. En la ciencia, las cosas funcionan como construir un muro: cada uno va aportando ladrillos hasta que finalmente, se construye el muro con el esfuerzo de todos, ya que todos han donado su ladrillo a la ciencia. En esta analogía, patentar es guardar los ladrillos en una caja fuerte y disparar a cualquiera que intente cogerlos. ¿En qué beneficia a la humanidad una patente de un medicamento que sólo puede explotar una empresa? ¿No deberían aportar a la ciencia como los demás? ¿Acaso esas empresas no utilizan descubrimientos científicos que otros dejaron para el progreso de la humanidad?

Conclusiones: alguien debe encargarse de fabricar y distribuir los medicamentos. En ocasiones son empresas y otras veces estados. Prefiero los estados, aunque que lo haga una empresa tampoco me parece un crimen. El verdadero problema está en la investigación, el dinero y las patentes: los estados deberían poder saltarse las patentes relacionadas con medicamentos. Muchas patentes deberían sencillamente no existir. Deberían estar regulados los medicamentos sin receta (¿Sabe de verdad una persona lo que toma cuando compra un vulgar AINE?). Las farmacéuticas no son una empresa más, sino una que se dedica a un tema tan importante como es la salud, y deberían ser consecuentes con ello (Aquí también van las que fabrican instrumental médico y cosas similares)

Pues eso es todo: mi desahogo de esta madrugada de estudiar microbiología, en donde se hace más palpable la maldad de esas corporaciones. Otro día, otra lacra.

No hay comentarios: