domingo, 8 de agosto de 2010

El comienzo de la misión

Ariel salió de la celda cuando se hubo calmado, alejando de su mente cualquier pensamiento sobre Kiel. Se encontró con Ambiel, la rafaelita; Ambiel era pequeña, morena de piel pálida y ojos profundamente azules. Sus manos, suaves y cálidas, cuidaban y curaban a sus compañeros como si las de una madre se trataran.
-Pareces preocupada ¿pasa algo?- preguntó Ambiel.
-No, nada- mintió Ariel, que en ese momento odió la habilidad que tenía la rafaelita de leer los sentimientos de la gente.
-¿Tenemos misión?- dijo Ambiel obviando la mentira de su compañera.
-Si, reúne a los demás, el Abt quiere que vayamos a explorar en profundidad los alrededores de esa gruta, cree que puede haber más objetos de valor y tal vez los herejes que las guardan.

Ya en la plataforma de vuelo, con toda la compañía, Ariel se dirigió a ellos, con palabras secas y escuetas. “Haced cada uno lo que Dios quiso que hagáis, y venceremos”
Los cinco Engels alzaron el vuelo y descendieron hacia la capa de nubes que se encontraba por debajo de ellos, perdiéndose en su espesura.

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