sábado, 8 de mayo de 2010

Nada en las muñecas

Hoy, después de ponerme el reloj, he estado pensando. Me lo he quitado y lo he dejado de nuevo encima de la mesilla, en el sitio donde lo dejo siempre.
Podría contar una historia sobre ese reloj, como en Pulp Fiction, pero esta no es una historia de ese tipo. Esta no va sobre generaciones de padres teniendo ese reloj, ni sobre esfuerzos para preservarlo ni sangre derramada.
Este reloj tiene una historia más simple y más corta, pero importante, al menos para mí. Pero por primera vez en mucho tiempo, no quiero llevarlo puesto. Lo que representaba para mí se desvanece a ritmo alarmante, y ya no es cómodo tenerlo alrededor de mi muñeca. Las cosas cambian, eso es lo único seguro.
Es un reloj bonito, tal vez debería cambiar lo que representa ahora. No me gusta no llevar reloj. Sí, definitivamente eso es lo que debería hacer, cambiar el significado. Como le cambié la correa hace unas semanas; parecido, pero no igual.
Ahora estoy limpiándolo. Creo que me lo voy a poner, otra vez.

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