No soy un hijo de Gaia, soy un animal de ciudad. Asfalto, cemento, cristal y metal. Un depredador entre edificios de proporciones ciclópeas y calles vacías. Luces amarillas y sombras oscuras. Inerte.
Siempre que pienso en noche y ciudad me viene a la mente la visión desde tu habitación del ordenador: tejados negros alineados sobre calles de naranja que se iluminan y se apagan, y un cielo negro azulado con o sin luna pero siempre sin estrellas. Y sobre todo, silencio.
Por cierto, cojonudas las dos historias futuro-apocalípticas. La del poli tiene muy buena pinta, sigue con ella.
1 comentario:
Siempre que pienso en noche y ciudad me viene a la mente la visión desde tu habitación del ordenador: tejados negros alineados sobre calles de naranja que se iluminan y se apagan, y un cielo negro azulado con o sin luna pero siempre sin estrellas. Y sobre todo, silencio.
Por cierto, cojonudas las dos historias futuro-apocalípticas. La del poli tiene muy buena pinta, sigue con ella.
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