domingo, 4 de abril de 2010

Los ojos de Snot

Snot se sacó los ojos de sus cuencas para comprobar cómo eran mirar sus ojos con sus propios ojos. Mientras sangraba pensó que un espejo hubiera sido una idea mucho mejor. Sin embargo, no se lamentó, pues era un optimista, una persona que le pone buena cara al mal tiempo, que sonríe cuando le llegan las facturas y que siempre está dispuesto a pensar que todo tiene un lado bueno.
Así pues, sin ojos, pensó que ya no necesitaría gafas -aunque nunca las necesitó- y que sus otros sentidos se desarrollarían hasta parecer de superhéroe.
Pero un día, cruzando la calle, no vió venir el camión sin frenos y con conductor borracho se acercaba a él a toda velocidad. Snot esquivó magníficamente el camión, debido a que pudo oirlo venir con su superoído. Lo que no oyó -ni vió- venir fue la infección de las cuencas oculares y la consiguiente complicación a meningitis debido a la pobre situación higiénica en la que se los había arrancado.

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