Ham, mi hamster, ha muerto. Murió en nochevieja, se ve que no pudo soportar la nueva década que acaba de empezar. El 2010 fué un año muy corto para él.
Me gustaría lanzar su cuerpo en un cohete al espacio sideral, donde podría encontrarse con otros grandes animales domésticos espaciales como Laika, Doraemon o el perro de los Jetsons.
Ham, el hamster que me enseñó que los hamsters estornudan, bostezan y roncan y que cuando son mayores, se duermen en cualquier parte, como el abuelo Simpson. Un hamster que no se comía todo lo que le poníamos, sino que seleccionaba lo más le gustaba. Cuando lo miraba pensaba "Si es más listo que muchos humanos que conozco!" y eso que Ham no era especialmente inteligente.
Estuvo con nosotros desde octubre del 2007 y era uno más del piso. Le gustaba que le acariciaran, especialmente entre los ojos, sabía nadar como un campeón y podía escalar nuestro sofá.
Ham, nunca te olvidaré, amigo hamster.
1 comentario:
ay, echo de menos ponerle en mi mano como una bolita, acariciarle entre los ojos, que se quede en trance...
...y despues se me cague encima
no, no echo tanto de menos eso en concreto
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