Por si no lo sabíais, los estudiantes de medicina molamos. Para la gente, especialmente entre la gente mayor y en el hospital (y más aun si coinciden ambas cosas), somos jóvenes, encantadores, trabajadores, responsables, de confianza, buenos chicos en definitiva. Sin embargo, al convertirnos finalmente en médicos somos unos matasanos-comete-negligencias-que-no-queremos-trabajar-y-dejaríamos-morir-a-un-niño-sólo-por-pereza. Curiosamente, cuando somos estudiantes no tenemos ni idea de lo que tendríamos que hacer con un paciente real, al contrario que cuando finalmente somos médicos.
Pero es que cuando somos estudiantes, aún les parecemos inocentes.
Pues a mi los inocentes me parecen ellos.
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