Es un día muy duro. Pero sigues adelante. ¿Qué vas a hacer sino? No puedes estancarte ahí, debes seguir hacia delante, hacia el futuro. Ese futuro incierto, borrascoso con posibilidad de nieve y granizo. Coges las cadenas del coche. ¡Hey, yo no tengo coche! ¿De donde han salido estas cadenas? Bueno, no importa, supongo que nadie las echará en falta, y si lo hace, no sabrá quien se las quitó y por lo tanto sólo será un "Juan, te dije que cogieras las cadenas antes de salir de casa" más. Creo que he metido a Juan en problemas. Que se joda, yo tengo problemas mayores.
Y llega el momento en el que asimilas que va a ser así, para siempre. No eres dos enanos temporalmente, claro. Ya no hay vuelta atrás. Sospechabas algo, si, pero no lo veías. Muy bien, tengo que avanzar, pero ¿hacia donde? ¿Cómo? ¿Voy a clase como si no pasara nada? La gente cuchichea a mi alrededor "Míralo, pobrecillo" dicen, "Yo ya lo veía venir" comentan, "... y entonces añades el sofrito y... eh, el de los dos enanos!"
Parece que la ventaja es no estar nunca solo. A mi me gustaba estar solo. O eso creía. Bueno, no estoy seguro, pero de lo que estoy seguro es que me gustaba más que esto. Mi cama me queda pequeña, no hay comida suficiente y tengo que estar todo el día pendiente. Que asco.
En fin, que le voy a hacer. Será cuestión de acostumbrarse.
PD: si veis a Juan, no me habéis visto, oído, leído o sentido.
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