Es invierno, aunque los calendarios humanos digan otra cosa, esto es invierno. Me encuentro aquí delante del ordenador, mirando, como no, las nubes; una capa gris que se cierne sobre esta ciudad llena de cosas efímeras que tienen la fecha de caducidad antes siquiera de que lleguen aquí. Para paliar el frío, me rodeo de objetos electrónicos, como un diádoco cualquiera.
Puede que acabe como una especie de loco lleno de cables y circuitos, pero al menos no seré como un lobo hambriento de jamelgas que pululan por ahí, que se conforman con contentar de forma anónima a una bella muchacha. No, yo estoy solo, pero me gusta estar solo.
Y podría seguir así un buen rato, si no fuera porque las manos se me están helando, y la Red me espera amablemente. Tocar mi ordenador me calienta momentáneamente los dedos, lo suficiente como para escribir: "He terminado -al fin- el Half Life 2"
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