viernes, 14 de agosto de 2015
Esa mirada
Hoy he visto en el metro a una niña, sus grandes ojos marrones y su mirada inteligente me cautivaron desde el primer momento. Me robaron toda atención a su alrededor, como un agujero negro, la luz se curvaba hacia aquella mirada, vivaz y atenta. Y me di cuenta de por qué me llamaba tanto; me recordaba a ti. Esa mirada de la que me enamoré.
jueves, 6 de agosto de 2015
Dedicado a AG
Tres largas semanas de sufrimiento. Tres semanas en las que te vi morir. Cuando ingresaste nuestros fríos cálculos te daban una mortalidad del 78%. Te juro que luchamos por ese 22%. Pero no fue suficiente; unas veces mejor y otras veces peor, no conseguías salir de tu estado crítico, hasta que un día, de pronto y por sorpresa, se acabó todo.
Fracasamos. Pero no en la UCI. Fracasamos todos por no haberte ayudado en su momento, cuando empezaste con la depresión y el alcohol. ¿Dónde estábamos entonces? ¿Dónde estaban todos esos médicos, enfermeros, auxiliares, aparatos y fármacos? ¿Dónde estaban todos esos medios cuando vivías en la calle?
Todos los días aparecía alguien para verte. Iban cambiando; un voluntario de una ONG, la enfermera de tu centro de salud, un amigo... Todos se preocupaban por ti, y ellos, como nosotros, tampoco pudieron salvarte.
Tu muerte no fue en vano, te lo prometo. Me enseñaste más de lo que podía imaginar, aunque estuvieras inconsciente. Además de los aspectos puramente técnicos, me dejaste aún más claro que la verdadera diferencia entre la vida y la muerte ocurre en la calle, en el día a día.
Descansa. Sólo espero que ese dolor que intentaste ahogar en la bebida haya desaparecido.
Fracasamos. Pero no en la UCI. Fracasamos todos por no haberte ayudado en su momento, cuando empezaste con la depresión y el alcohol. ¿Dónde estábamos entonces? ¿Dónde estaban todos esos médicos, enfermeros, auxiliares, aparatos y fármacos? ¿Dónde estaban todos esos medios cuando vivías en la calle?
Todos los días aparecía alguien para verte. Iban cambiando; un voluntario de una ONG, la enfermera de tu centro de salud, un amigo... Todos se preocupaban por ti, y ellos, como nosotros, tampoco pudieron salvarte.
Tu muerte no fue en vano, te lo prometo. Me enseñaste más de lo que podía imaginar, aunque estuvieras inconsciente. Además de los aspectos puramente técnicos, me dejaste aún más claro que la verdadera diferencia entre la vida y la muerte ocurre en la calle, en el día a día.
Descansa. Sólo espero que ese dolor que intentaste ahogar en la bebida haya desaparecido.
domingo, 2 de agosto de 2015
Las nubes no son sólo bonitas de día
Tenía un aspecto surrealista, como si algo no estuviera en su sitio, no parecía una noche más.
Pero lo fue.
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