Estoy en mitad de una tormenta que no me afecta, rodeado de gente que no me conoce, aunque creen conocerme. La lluvia convertida en rayos de sol cae a mi alrededor al igual que las estaciones de metro que pasan por delante de mí, sin tocarme. Hacer santo a un traidor. Son esas cosas propias de la cultura occidental, de esa cultura que nació en países que ahora mueren, que la hace distinta a las demás.
La luz se apaga poco a poco en mi apartamento, mientras el sol se retira una vez más y una vez menos. Cada vez queda menos.
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