He llegado aquí tras dar unas vueltas por la Internet que conozco. He llegado aquí sin saber muy bien por qué o qué voy a hacer ahora que finalmente me he puesto a escribir. Supongo que desvariaré un rato, luego miraré el texto y como no tengo muchas ganas de hacer nada, lo publicaré. Si leéis esto, es que he decidido publicarlo.
De un tiempo para acá, escribo poco. Siempre lo he achacado a la carrera, pero mirando mi archivo, ahí a la derecha, abajo, creo que no es de verdad el motivo. Y es que cada vez escribo menos, y no es que cada vez tenga más carrera. Tal vez me estoy volviendo tonto. O tal vez me estoy dejando llevar por las modas de apartar los blogs para hacer cosas de consumo rápido. Puede que sea por eso que en lugar de escribir pongo vídeos o imágenes acompañados de unos tristes párrafos. Lo más probable es que sea un mezcla de todo.
Y es que estos días están siendo una mezcla de todo. Las cosas (así, en general) se han metido todas en la thermomix y el resultado es un tanto extraño. Sentimientos mezclados con recuerdos, con nostalgia, con nostalgia que sentiré en el futuro, con alegría, con cosas bizarras.
Espero seguir escribiendo aquí durante mucho tiempo. Lo necesito. Necesito una válvula de escape. Además me lo imagino de forma literal abriendo una válvula, probablemente en algún lugar de mi cuerpo, más o menos en las últimas costillas, en un lado, y saliendo de allí un vapor blanco que impregna la pantalla con letras. Algo así.
Espero ser médico y seguir escribiendo aquí lo que me apetezca, sin darle explicaciones a nadie, sólo por el gusto de escribir, de crear algo que aunque no sea original, nunca se haya escrito. Escribir historias sobre futuros semiapocalípticos en los que la gente malvive, historias sobre Engel, historias que no llevan a ninguna parte, tres líneas escasas sobre un momento en el que sentí algo que me gustaría guardar para recordar más tarde.
Esta noche hace mucho calor, sobre todo para estar aquí. Allí es lo normal. Hoy la ciudad se ha empeñado en hacerme sentir como si estuviera allí. Pero todavía no es mi momento. Todavía no, y aun quedan muchas cosas por hacer. Si muriera esta noche, lo que más me jodería sería las cosas que me quedan por hacer, asuntos pendientes. Así que me convertiría en un fantasma, según la cultura popular (¿Sabéis que hay gente que cree genuinamente en ellos?). Y vagaría de aquí para allá hasta que los hubiera resuelto, pero sería imposible porque sería un fantasma y por tanto, incorpóreo. Watsky dice que los fantasmas se deben sentir como si visitaran su antiguo instituto: todo les suena pero no reconocen a ninguno de los chavales nuevos. Y nos observan cómo fingimos que comprobamos nuestros móviles como si hiciéramos algo importante. Mientras, la economía de mi país va de mal en peor pero a mi me importa poco porque ya se que no me van a pagar. Me conformaré con que me dejen dormir en las camillas libres, me den de comer las sobras de las comidas de los pacientes y me paguen de vez en cuando en especias. "Tome, doctor, este paciente no se ha acabado los analgésicos, puede quedárselos" Y yo saltando de alegría. ¡Analgésicos! Eso si que tiene buena salida en el mercado negro, no como esas malditas pastillas para las enfermedades raras que nadie quiere nunca.
Y finalmente, sólo quiero escribir algo que me ronda la cabeza desde que lo leí el otro día y tengo que hacerlo público: en mi desodorante, el encabezado de la advertencia de seguridad en español es: "PRECAUCIONES DE EMPLEO" hasta ahí, todo bien. En inglés, en cambio, es: "SOLVENT ABUSE CAN KILL INSTANTLY. CAUTION." Cuando lo vi por primera vez me acojoné. Ahora tengo la sensación de que encima de mi mesa tengo un arma de destrucción masiva.
Vaya, la tontería me ha quedado larga. Si has llegado hasta aquí es que no tienes mejoras cosas que hacer, lo cual, perdóname que te diga, es un poco triste.
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