lunes, 5 de septiembre de 2011

"Señor, aléjese más a ver si lo sigo viendo. Si, aun lo veo. Un poco más. Lo sigo viendo; Bocio grado III"

El bocio de aquel hombre "se veía a distancia" lo que era un término médico, pero rara vez se llegaba a esos extremos; la protuberancia se veía desde el espacio, pues según los habitantes de la estación espacial internacional era el único ser vivo que se podía vislumbrar desde la órbita. El instituto geográfico nacional había tenido que actualizar algunos mapas en consecuencia.
El ejecutivo decidió quitarle la potestad sobre su salud al enfermo ya que afectaba a la seguridad nacional y el tratamiento se discutió en el congreso de los diputados. De poco sirvió, ya que el treinta por ciento de los diputados no fueron y el resto estuvieron echándose las culpas los unos a los otros y en los descansos jugando con sus iPhones pagados por los impuestos de todos.
Al final alguien del Ministerio de Sanidad quiso hacer algo: lo pinchó con una lanza (sin esterilizar siquiera). Resultó que no era bocio, sino un nido de arañas. Deberían haberle hecho caso a un viejo que dijo que había que quemarlo.

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