Esta vez había venido aquí con algo realmente bueno en la cabeza, pero creo que cuando la sacudí se cayó a algún pozo sombrío y ahora la he extraviado. Total, no será una gran pérdida.
He tirado apuntes viejos, pero sólo los malos. ¿Cuáles son los buenos entonces y por lo tanto los que han escapado a mi minucioso examen? Los que espero que cuando los vuelva a mirar dentro de muchos años me haga ilusión verlos. Bien porque me recuerden una determinada clase, asignatura o profesor o mejor todavía, porque tengan algo gracioso escrito en ellos. Tener recuerdos está bien, la memoria es la identidad. Por suerte vivimos en la época de la historia en la que es más fácil crear y guardar recuerdos.
Ya tendremos tiempo de moldearlos, modificarlos, inventarlos y alterarlos hasta que se alejen de la realidad lo suficiente como para que sean realmente humanos.
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