sábado, 31 de diciembre de 2016

Cohetes que ya han abandonado la órbita

Volvían a ser las cinco de la mañana. Mala hierba nunca muere, o algo así decían. Como los malos hábitos o los perros viejos. Nunca fuí muy bueno con las frases hechas y el refranero, que repito a mí mismo que no creo en él, pero algún refrán se me viene a la cabeza de forma ocasional, en modo de verdad absoluta. 
Al igual que lo demás, lo de hoy fue también un intento de repetir placeres pasados, pero pasados como están, ya no se disfrutan igual, como la fruta demasiado madura. Perdiste la oportunidad, un tren que se escapa, un autobús que parte, un barco que zarpa y miles de otros sinónimos de medios de transporte. 
Quiero contaros una historia sobre la oscuridad, el miedo y la naturaleza del ser humano, que está engarzada en las dos anteriores, pues hasta hace poco la desaparición del sol por el horizonte significa la oscuridad casi absoluta. Y en las estrellas dibujamos historias y en las sombras, monstruos. ¿Y si esas criaturas existieran de verdad? ¿Existen de verdad si existen en la cabeza de alguien? ¿Y de todos nosotros? 
Otro día, mejor.

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