Cuando soy feliz escribo menos, es un hecho. Estoy demasiado ocupado viviendo mi vida para venir aquí a desahogarme. Contemplo menos cómo pasa el tiempo, las nubes, noto menos el aire que me rodea porque lo importante está en otro lugar. Cuando miro atrás veo épocas de mayor producción literaria y un cuerpo entumecido que dolía. Ahora me parece que si no escribo lo que siento no lo recordaré luego, pero me equivoco; de las partes buenas siempre me acuerdo.
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