Escribo sobre mares en donde me gustaría estar y sobre calles por las que paso todos los días. Intento plasmar lo que siento o lo que me hacen sentir, de una manera burda, torpe y siempre a medias. No soy tan bueno como para transmitir el torbellino de emociones que me va de la nuca a las manos cuando conduzco y suena Mighty Micro People de Amon Tobin. Ni la serenidad extraña que me provoca el viento en mi piso, que mueve los estores y los hace chocar contra las ventanas y me recuerda al ruido que hacen los cabos sobre los mástiles de los veleros.
A veces creo estar en un barco en mitad de la tormenta. A veces hago algo para contrarrestar lo que ocurre a mi alredor, otras veces sólo espero a que pase y en ocasiones no hago nada en absoluto.
Pero no es un barco ni hay tormenta; es mi vida y se está acabando minuto a minuto mientras yo estoy aquí, mirando un mar que no existe.