Hoy, más que nunca.
viernes, 23 de noviembre de 2012
lunes, 19 de noviembre de 2012
Sueño cuántico
La fina línea que separaba la realidad del sueño, si es que alguna vez existió, se desvaneció a medida que pasaron los días. El tiempo que pasaba despierto tendía cada vez más a desrealizarse y curvarse. Su vida era un relativo que no estaba anclado a un momento determinado. El sueño era lejano y difícil de recordar, pero más vívido, más auténtico. Las medidas de tiempo eran inútiles allí, pues había segundos que duraban siglos, y días que duraban minutos. No había nada fijo, estable, inamovible, su imperfecta percepción no tenía dónde agarrarse, pero eso sólo importó al principio. A medida que el tiempo se comprimía y expandía su mente se liberó de todos los cabos que le mantenían unido a su antiguo mundo y momento. El espacio-tiempo se curvaba atraído por fuerzas invisibles fusionando lo que era real y lo que lo parecía.
Ya nada era real. Ya nada era un sueño.
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