El 1 de enero de 1936 un joven se convirtió en el comandante en jefe de todas las fuerzas armadas de la República de España. Nadie le conocía personalmente, pero al parecer era un portento. Sin embargo, algunos militares siguieron su plan de sublevación y entre el 17 y el 18 de julio se llevó a cabo el levantamiento.
El nuevo comandante en jefe se puso al mando de las fuerzas republicanas, internacionales y la ayuda prestada por la URSS. Hábilmente acabó con la sublevación el día de Nochebuena de ese mismo año cuando el último grupo de militares rebeldes fue derrotado en A Coruña. Las bajas totales fueron unos pocos miles y además, el comandante prohibió cualquier tipo de acción violenta contra civiles o de represalia contra los vencidos.
En los siguientes años, el comandante arregló los desperfectos que había provocado la guerra, modernizó el país y recompuso el ejercito basándose en la infantería española, una de las mejores y más avanzadas del mundo. Mientras, el mundo entraba en guerra, pero España aún no estaba preparada.
Pero finalmente lo estuvo: el 14 de junio de 1942 España se unió a los aliados en la Segundo Guerra mundial. Los alemanes, que habían conquistado Francia hacía dos años, intentaron enviar a sus soldados por los Pirineos, pero sin ningún éxito. La infantería española, bien equipada y entrenada rechazó tentativa tras tentativa, mientras esperaba que los demás aliados comenzaran la ofensiva sobre Alemania.
Pero no ocurrió. Era primavera de 1944 y ni los ingleses ni los americanos parecían tener ninguna intención de acabar con el nazismo en una Europa completamente subyugada por Hitler. Ni siquiera los soviéticos habían podido detener su avance y hacía meses que los alemanes habían conquistado Moscú y Stalingrado.
El joven comandante se reunió con el gobierno, y se dirigió a ellos con estas palabras:
-No podemos permitir que Hitler siga con sus planes; debemos detenerle como detuvimos el fascismo en nuestras propias tierras. Lo sé, ellos no nos ayudaron cuando los necesitamos. Pero nosotros no somos ellos.
A las 13:00 del 10 de julio de 1944 el segundo y cuarto cuerpo del ejército español desembarcaron en Rennes (Francia). El movimiento cogió por sorpresa a los alemanes que concentraban a sus fuerzas en el frente ruso y en los pirineos. Casi sin oposición, y entre los vítores de la población francesa, el cuarto cuerpo entró en París el 23 de julio y poco después, el 17 de septiembre, controlaban toda Francia y deshacían la Francia de Vichy. El ejército continuó su avance sobre los territorios ocupados y pronto alcanzaron tierras alemanas.
El 23 de diciembre el 19º cuerpo entró en Berlín. Dos semanas más tarde, el 7 de enero de 1945, Alemania se rinde. La URSS recuperó todo su territorio perdido y estableció como países satélites a Polonia, Checoslovaquia, Rumanía, Hungría, Bulgaria y Finlandia.
Dinamarca, Austria y Noruega recuperaron parte de sus territorios.
España seguía teniendo el mando sobre parte de Francia, toda Alemania, Luxemburgo, parte de Dinarmarca, Austria y Checoslovaquia.
Aun quedando Italia y Japón en el Eje, el gobierno español decidió acabar con el reino de terror que Stalin pretendía instaurar en Europa. Sin esperar más tiempo, aprovechando la debilidad creada por la invasión alemana, el 8 de enero de 1945 España declara la guerra a URSS y las tropas comenzaron a cruzar la frontera de Polonia y en sólo nueve días, España se anexionó Polonia.
El avance español siguió su curso y el 29 de marzo del 45, el 17º cuerpo entró en Moscú, mientras en la campaña italiana el 7 de abril del 45 el 2º cuerpo entra en Roma y poco después Italia cae.
El avance por las tierras rusas continuó sin detenerse hasta que todo el bloque soviético cayó en manos españolas.
5 comentarios:
Mejor le habría ido al mundo, y a nosotros.
Ahora llevo a un país de américa latina, que ellos si que son muy dados a la magra con tomate.
La que estoy liando..
URSS, 9 de enero del 36. Le declaro la guerra a Polonia. Alemania (que de pronto forma el eje con Hungría, Rumanía, Bulgaria, Yugoslavia y Grecia) me declaran la guerra y a los aliados. Resultado: Francia invade Alemania (!) en el 38 y yo me he comido al resto del eje. La verdad, no se qué pasará ahora...
No has mencionado en absoluto lo de que salieron de Bilbao, que me parece especialmente relevante a la hora de los cojonazos que le echaron al desembarco de Rennes.
¿Es que nadie va a pensar en Luxemburgo?
Cierto, las dos primeras divisiones eran de vascos, hombres fuertes, tanto, que no necesitaron barcas para llegar a la costa, simplemente saltaron de la borda del barco que les transportaba y llegaron a nado.
Por supuesto, no llevaban armas, con piedras les bastaba.
Luxemburgo... bonita ciudad, es algo así como "Nueva Rioja"
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