viernes, 27 de mayo de 2011

¿Este es mi país?

Ahora resulta que vivo en un país en donde la manera de tratar a manifestantes pacíficos es con violencia. Ni en Egipto.
Estos hechos reflejan muy bien por qué empezó todo esto. Y también la razón por la que ciertas competencias no las deberían tener las autonomías.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Reflexión

La gente decía que era historia viva. Ya por aquél entonces pensaba que era algo que se tendría que ver el futuro, pero lo importante es que la gente estaba emocionada. Emocionada de la posibilidad de cambio, de ir a mejor, de romper con todos los malos vicios de nuestra clase política, que, lejos de ser los mejores entre nosotros, dejan bastante que desear.
Nos hicieron ilegales. Nos intentaron prohibir y meternos en nuestras casas. Pero éramos demasiados y nos tenían miedo. Nos tenían miedo principalmente porque había elecciones cerca y podíamos dejarles sin trabajo, detener su espíritu parásito.
Y llegaron las elecciones y no pasó (casi) nada. El voto en blanco y el nulo se duplicaron. Aliviados, nuestros políticos miraron qué más pretendíamos hacer y sólo vieron acampadas y actividades lúdicas con grupos cada vez más pequeños.
Los acampados dijeron que el cambio llegaría, que era sólo el principio, pero no dijeron de qué manera llegaría. También que las elecciones no eran su objetivo, y que por eso el resultado (la marea azul) no tenía importancia. Yo creo que, aunque tengas otro objetivo, quitarle el empleo a un corrupto siempre es buena idea. Intentaban llegar a acuerdos, mientras cada vez más gente se veía marginada del movimiento. Leí a alguien que decía que era, de alguna manera, inevitable que esto ocurriera, pero no es así. El movimiento del 15M ha dejado fuera a mucha gente porque no ha tenido intención de consenso; no se ha buscado un punto de vista común o una solución en la que cupieran todos, sino que simplemente votaron y lo que dijera la mayoría simple se aprobaba. Y así, excluyendo, es como la protesta de todos se ha convertido en la protesta de algunos.
Lástima, porque el 15M apuntaba maneras.

sábado, 7 de mayo de 2011

Un pequeño cambio en la historia del siglo XX

El 1 de enero de 1936 un joven se convirtió en el comandante en jefe de todas las fuerzas armadas de la República de España. Nadie le conocía personalmente, pero al parecer era un portento. Sin embargo, algunos militares siguieron su plan de sublevación y entre el 17 y el 18 de julio se llevó a cabo el levantamiento.
El nuevo comandante en jefe se puso al mando de las fuerzas republicanas, internacionales y la ayuda prestada por la URSS. Hábilmente acabó con la sublevación el día de Nochebuena de ese mismo año cuando el último grupo de militares rebeldes fue derrotado en A Coruña. Las bajas totales fueron unos pocos miles y además, el comandante prohibió cualquier tipo de acción violenta contra civiles o de represalia contra los vencidos.
En los siguientes años, el comandante arregló los desperfectos que había provocado la guerra, modernizó el país y recompuso el ejercito basándose en la infantería española, una de las mejores y más avanzadas del mundo. Mientras, el mundo entraba en guerra, pero España aún no estaba preparada.
Pero finalmente lo estuvo: el 14 de junio de 1942 España se unió a los aliados en la Segundo Guerra mundial. Los alemanes, que habían conquistado Francia hacía dos años, intentaron enviar a sus soldados por los Pirineos, pero sin ningún éxito. La infantería española, bien equipada y entrenada rechazó tentativa tras tentativa, mientras esperaba que los demás aliados comenzaran la ofensiva sobre Alemania.
Pero no ocurrió. Era primavera de 1944 y ni los ingleses ni los americanos parecían tener ninguna intención de acabar con el nazismo en una Europa completamente subyugada por Hitler. Ni siquiera los soviéticos habían podido detener su avance y hacía meses que los alemanes habían conquistado Moscú y Stalingrado.
El joven comandante se reunió con el gobierno, y se dirigió a ellos con estas palabras:
-No podemos permitir que Hitler siga con sus planes; debemos detenerle como detuvimos el fascismo en nuestras propias tierras. Lo sé, ellos no nos ayudaron cuando los necesitamos. Pero nosotros no somos ellos.

A las 13:00 del 10 de julio de 1944 el segundo y cuarto cuerpo del ejército español desembarcaron en Rennes (Francia). El movimiento cogió por sorpresa a los alemanes que concentraban a sus fuerzas en el frente ruso y en los pirineos. Casi sin oposición, y entre los vítores de la población francesa, el cuarto cuerpo entró en París el 23 de julio y poco después, el 17 de septiembre, controlaban toda Francia y deshacían la Francia de Vichy. El ejército continuó su avance sobre los territorios ocupados y pronto alcanzaron tierras alemanas.
El 23 de diciembre el 19º cuerpo entró en Berlín. Dos semanas más tarde, el 7 de enero de 1945, Alemania se rinde. La URSS recuperó todo su territorio perdido y estableció como países satélites a Polonia, Checoslovaquia, Rumanía, Hungría, Bulgaria y Finlandia.
Dinamarca, Austria y Noruega recuperaron parte de sus territorios.
España seguía teniendo el mando sobre parte de Francia, toda Alemania, Luxemburgo, parte de Dinarmarca, Austria y Checoslovaquia.

Aun quedando Italia y Japón en el Eje, el gobierno español decidió acabar con el reino de terror que Stalin pretendía instaurar en Europa. Sin esperar más tiempo, aprovechando la debilidad creada por la invasión alemana, el 8 de enero de 1945 España declara la guerra a URSS y las tropas comenzaron a cruzar la frontera de Polonia y en sólo nueve días, España se anexionó Polonia.
El avance español siguió su curso y el 29 de marzo del 45, el 17º cuerpo entró en Moscú, mientras en la campaña italiana el 7 de abril del 45 el 2º cuerpo entra en Roma y poco después Italia cae.
El avance por las tierras rusas continuó sin detenerse hasta que todo el bloque soviético cayó en manos españolas.