La lluvia cayendo en grandes gotarrones sobre el suelo caliente.
Una silueta en la oscuridad de una cuesta sin farolas.
Una noche sin estrellas.
Sudor en cada centímetro cuadrado de mi piel.
Un instinto más antiguo que la propia humanidad.
Y el sonido repetitivo de las guitarras eléctricas en mi cabeza.
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