Calles vacías, la sangre zumbando en mis oídos, catorce grados a la una y media de la madrugada, mis piernas ardiendo, el reflejo de unos faros fugaces, un gato, un grupo de rusos saliendo de un bar sospechoso, el estruendo lejano de un camión de la basura, esprinto hasta que me quedo sin aire, el sudor me moja el pelo, los edificios con sus ventanas oscuras se suceden rápidamente a mi alrededor, al final una ducha caliente que me parece fría.
Midnight Runner.
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