Como dicen los marines de EEUU:
Semper fidelis
lunes, 30 de agosto de 2010
sábado, 28 de agosto de 2010
El aeropuerto
-¿Esperando su vuelo?
Aquel hombre sacó a Mark de sus pensamientos.
-Si, lo han retrasado, otra vez.- respondió con resignación. Tras un breve silencio, le pareció de mala educación no devolver la pregunta al extraño que se acababa de sentar a su lado.
-¿Y usted?
-Si, dentro de unas tres horas.
-¿Y entonces qué hace en el aeropuerto tres horas antes?
-Me gustan los aeropuertos, tienen algo... especial ¿sabe?
-Sinceramente no, están llenos de turistas o de ocupados hombres de negocios; todo está hecho para usar y tirar; el edificio en sí parece una gran nave industrial.
-Ah, es usted una de esas personas.
Un poco mosqueado, Mark preguntó:
-¿Qué tipo de personas?
-De ese tipo de gente que le gusta lo hogareño. Estoy seguro de que le gustan las estaciones de trenes antiguas y pequeñas, los pueblecitos con encanto, que le gustaría que la zona de espera de la terminal fuera la sala de estar de una ancianita, con alfombras y una chimenea y un gato durmiendo en un sofá.
-¿Y a usted no?
-No. Me gusta el acero y el cristal, los espacios amplios sin adornos. Los grandes ventanales hacia la pista de aterrizaje, el aire acondicionado y las raciones individuales. El frío tacto de los bancos de metal, como este, y las conversaciones trascendentales con gente que no volveré a ver nunca, como la que mantengo con usted.
Mark, ligeramente molesto pues aquel extraño parecía haberle calado en sólo un momento, escuchó la agradable voz de la megafonía anunciando el embarque de un vuelo.
-Acaban de anunciar mi vuelo, tengo que embarcar. Ha sido un placer hablar con usted señor...
-Que más da cómo me llamo o cómo se llama usted, es casi imposible que nos vayamos a encontrar de nuevo.
Se estrecharon las manos y Mark se dirigió hacia la puerta 53 y se perdió entre la multitud.
Aquel hombre sacó a Mark de sus pensamientos.
-Si, lo han retrasado, otra vez.- respondió con resignación. Tras un breve silencio, le pareció de mala educación no devolver la pregunta al extraño que se acababa de sentar a su lado.
-¿Y usted?
-Si, dentro de unas tres horas.
-¿Y entonces qué hace en el aeropuerto tres horas antes?
-Me gustan los aeropuertos, tienen algo... especial ¿sabe?
-Sinceramente no, están llenos de turistas o de ocupados hombres de negocios; todo está hecho para usar y tirar; el edificio en sí parece una gran nave industrial.
-Ah, es usted una de esas personas.
Un poco mosqueado, Mark preguntó:
-¿Qué tipo de personas?
-De ese tipo de gente que le gusta lo hogareño. Estoy seguro de que le gustan las estaciones de trenes antiguas y pequeñas, los pueblecitos con encanto, que le gustaría que la zona de espera de la terminal fuera la sala de estar de una ancianita, con alfombras y una chimenea y un gato durmiendo en un sofá.
-¿Y a usted no?
-No. Me gusta el acero y el cristal, los espacios amplios sin adornos. Los grandes ventanales hacia la pista de aterrizaje, el aire acondicionado y las raciones individuales. El frío tacto de los bancos de metal, como este, y las conversaciones trascendentales con gente que no volveré a ver nunca, como la que mantengo con usted.
Mark, ligeramente molesto pues aquel extraño parecía haberle calado en sólo un momento, escuchó la agradable voz de la megafonía anunciando el embarque de un vuelo.
-Acaban de anunciar mi vuelo, tengo que embarcar. Ha sido un placer hablar con usted señor...
-Que más da cómo me llamo o cómo se llama usted, es casi imposible que nos vayamos a encontrar de nuevo.
Se estrecharon las manos y Mark se dirigió hacia la puerta 53 y se perdió entre la multitud.
lunes, 23 de agosto de 2010
If I survive
I'll find a new life and hide, if I survive
I'll find my own place in time, if I survive
I'll learn to forget the crime, if I survive
But I swear your going down if I survive
If I survive I'll tell on you
I'll find my own place in time, if I survive
I'll learn to forget the crime, if I survive
But I swear your going down if I survive
If I survive I'll tell on you
domingo, 22 de agosto de 2010
Y la tradición continúa.
Desde que tuve el n81 pasando por el 5800 y mi recién relegado i8910, he llevado a cabo esta tradición: escribir una entrada del blog con el nuevo cacharro. Y aquí os presento al nuevo: mi flamante Google Nexus One.
Que puedo decir sino que es maravilloso.
Que puedo decir sino que es maravilloso.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Oportunidades perdidas
Hace menos de un mes, Apple presentó un nuevo periférico para sus ordenadores: el Magic Trackpad. Es un trackpad (o touchpad) muy grande para ordenadores de sobremesa. Lo sé, es igual que lo que yo describí hace un tiempo; pero con una diferencia, Apple está perdiendo la oportunidad de hacer algo nuevo y no ha hecho una interfaz adaptada a este periférico. Efectivamente, el trackpad sólo mueve el cursor por la pantalla como si el de un portátil se trata.
¿Cuanto tardará Apple en aprovechar la oportunidad de hacer algo realmente distinto?
Tal vez lo debería hacer Microsoft, que últimamente está haciendo las cosas muy bien con Kinect y la interfaz Metro en Windows Phone 7.
O tal vez GNU/Linux, que en estos meses se están añadiendo cosas muy interesantes.
Sería irónico: las grandes empresas crean los periféricos, pero es la comunidad GNU/Linux los que lo utilizan de forma innovadora.
El tiempo dirá.
¿Cuanto tardará Apple en aprovechar la oportunidad de hacer algo realmente distinto?
Tal vez lo debería hacer Microsoft, que últimamente está haciendo las cosas muy bien con Kinect y la interfaz Metro en Windows Phone 7.
O tal vez GNU/Linux, que en estos meses se están añadiendo cosas muy interesantes.
Sería irónico: las grandes empresas crean los periféricos, pero es la comunidad GNU/Linux los que lo utilizan de forma innovadora.
El tiempo dirá.
domingo, 15 de agosto de 2010
Ideología en código
El propio código informático es ideología. La elección que hacemos cuando compramos un ordenador, o un móvil, no es sólo escoger entre distintos productos, como podría ser elegir las cortinas.
El software tiene una serie de ideas, ideales, propósitos y éticas en ellos. Va más allá de tener los botones a un lado u otro de la ventana; se trata del porqué el código está escrito como está escrito, quién y cuándo lo escribió y qué función tiene.
Hoy en día confiamos en la informática para casi todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo algunos tan importantes como la salud o la burocracia ¿No sería deseable pues, elegir qué tipo de software maneja nuestros datos, o los de nuestros marcapasos? Si, un software maneja los marcapasos cardíacos -software propietario y no público de las empresas que los fabrican- ¿Dejarías tu vida en manos de un código desconocido?
La respuesta es que lo hacemos todos los días. Usamos software que no conocemos, licencias que no hemos leído y términos de uso que ignoramos. Amparándose en ellos, las grandes empresas de tecnología del mundo nos utilizan sin problema.
Tal vez, y sólo digo tal vez, algún día los ciudadanos y quienes les gobiernan se den cuenta de que en el código, hay ideología. En algunos sólo hay estrategia empresarial, pero en otros hay ideas de libertad y cooperación, de mejorar el futuro de la humanidad con la tecnología, como algunos pensamos que debería ser.
El software tiene una serie de ideas, ideales, propósitos y éticas en ellos. Va más allá de tener los botones a un lado u otro de la ventana; se trata del porqué el código está escrito como está escrito, quién y cuándo lo escribió y qué función tiene.
Hoy en día confiamos en la informática para casi todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo algunos tan importantes como la salud o la burocracia ¿No sería deseable pues, elegir qué tipo de software maneja nuestros datos, o los de nuestros marcapasos? Si, un software maneja los marcapasos cardíacos -software propietario y no público de las empresas que los fabrican- ¿Dejarías tu vida en manos de un código desconocido?
La respuesta es que lo hacemos todos los días. Usamos software que no conocemos, licencias que no hemos leído y términos de uso que ignoramos. Amparándose en ellos, las grandes empresas de tecnología del mundo nos utilizan sin problema.
Tal vez, y sólo digo tal vez, algún día los ciudadanos y quienes les gobiernan se den cuenta de que en el código, hay ideología. En algunos sólo hay estrategia empresarial, pero en otros hay ideas de libertad y cooperación, de mejorar el futuro de la humanidad con la tecnología, como algunos pensamos que debería ser.
viernes, 13 de agosto de 2010
Eterno
De entre los árboles centenarios surgió el grito aterrador de un ser humano. Ese grito, ese último aliento, se propagó por encima del lago e hizo eco en las montañas grises. Después volvió el silencio absoluto. Quedaron inmutables la tierra y el cielo, y el musgo de las cortezas de los abetos siguió verde y húmedo, y la vegetación permaneció espesa y oscura.
En aquel lugar el tiempo no pasaba, los frondosos helechos eran testigos de ello. El agua fría del lago era la misma aunque no fuera la misma. El bosque se erguía orgulloso, empequeñeciendo el cadáver que yacía en su suelo y que desaparecería pronto, para el que el bosque quedara tal y como ha sido siempre, inmutable, perpetuo, eterno.
En aquel lugar el tiempo no pasaba, los frondosos helechos eran testigos de ello. El agua fría del lago era la misma aunque no fuera la misma. El bosque se erguía orgulloso, empequeñeciendo el cadáver que yacía en su suelo y que desaparecería pronto, para el que el bosque quedara tal y como ha sido siempre, inmutable, perpetuo, eterno.
Lo que algunos llaman alma
En el fondo, muy en el fondo, más allá del pericardio, entre toda esa masa agitada y caótica de músculo cardíaco, hay en mi corazón un hueco especial para el odio a la obstetricia.
domingo, 8 de agosto de 2010
El comienzo de la misión
Ariel salió de la celda cuando se hubo calmado, alejando de su mente cualquier pensamiento sobre Kiel. Se encontró con Ambiel, la rafaelita; Ambiel era pequeña, morena de piel pálida y ojos profundamente azules. Sus manos, suaves y cálidas, cuidaban y curaban a sus compañeros como si las de una madre se trataran.
-Pareces preocupada ¿pasa algo?- preguntó Ambiel.
-No, nada- mintió Ariel, que en ese momento odió la habilidad que tenía la rafaelita de leer los sentimientos de la gente.
-¿Tenemos misión?- dijo Ambiel obviando la mentira de su compañera.
-Si, reúne a los demás, el Abt quiere que vayamos a explorar en profundidad los alrededores de esa gruta, cree que puede haber más objetos de valor y tal vez los herejes que las guardan.
Ya en la plataforma de vuelo, con toda la compañía, Ariel se dirigió a ellos, con palabras secas y escuetas. “Haced cada uno lo que Dios quiso que hagáis, y venceremos”
Los cinco Engels alzaron el vuelo y descendieron hacia la capa de nubes que se encontraba por debajo de ellos, perdiéndose en su espesura.
-Pareces preocupada ¿pasa algo?- preguntó Ambiel.
-No, nada- mintió Ariel, que en ese momento odió la habilidad que tenía la rafaelita de leer los sentimientos de la gente.
-¿Tenemos misión?- dijo Ambiel obviando la mentira de su compañera.
-Si, reúne a los demás, el Abt quiere que vayamos a explorar en profundidad los alrededores de esa gruta, cree que puede haber más objetos de valor y tal vez los herejes que las guardan.
Ya en la plataforma de vuelo, con toda la compañía, Ariel se dirigió a ellos, con palabras secas y escuetas. “Haced cada uno lo que Dios quiso que hagáis, y venceremos”
Los cinco Engels alzaron el vuelo y descendieron hacia la capa de nubes que se encontraba por debajo de ellos, perdiéndose en su espesura.
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