viernes, 22 de junio de 2012

02:03

Las luces naranjas intermitentes de fondo. El asfalto manchado debajo. Ni un sonido. Las compresiones torácicas que mueven un poco un cuerpo sin vida. Chalecos reflectantes. Detrás, el coche convertido en un retorcido montón de metal rodeado de trozos de cristal.
Mañana, una pequeña nota en el periódico y un ramo de flores en esa farola.

martes, 19 de junio de 2012

Los pianistas siempre se llevan lo mejor


En 2006 Derek Amato se dió un fuerte golpe en la cabeza al saltar a una piscina. Traumatismo cráneo-encefálico que dicen. Le hospitalizaron y todo lo demás. No parecía tener nada realmente malo, sólo dolor de cabeza. Pero se llevó otra cosa que nadie esperaba: se convirtió en un virtuoso del piano. Alguien que jamás había tocado un piano o recibido clases se había convertido en un pianista genial. (Aquí el artículo, en inglés, con vídeo y todo)

Hasta aquí los hechos. Pero quiero ir más allá de la propia noticia. La mayoría habrá pensado que es curiosa, o que ya les gustaría a algunos aprender a tocar el piano de la noche a la mañana a cambio de una contusión cerebral. Sin embargo, este hecho insólito puede tener más lecturas.


Todo el mundo asume que tocar el piano es algo, en esencia, bueno. Pero ¿y si el bueno de Derek era uno de esos pesados busca-atención de las fiestas que se preparaba chistes para luego poder ir contándoselos a todo el mundo? Ahora tiene algo con lo que dar el coñazo en todo evento al que vaya, ya sean bodas, bautizos o fiestas en casa. Me lo imagino llevando un teclado a cualquier parte para poder decirle a la gente "Ey, ¿Queréis que toque algo? Claro que si, acabo de componer una pieza de cuarenta y cinco minutos que..." Y sus pobre víctimas ¿Qué defensa tienen? ¿Quedar como paletos al decirle que les deje en paz? 


Tocar un instrumento (no digamos algo como el piano) está completamente sobrevalorado en nuestro sociedad. Si al menos se hubiera pasado la vida practicando para luego tener que dedicarse a cualquier otra cosa de la que poder vivir, tendría ese encanto triste de alguien que ha renunciado a una parte importante de su vida para hacer algo en lo que sólo destaca uno de cada cien mil. Pero no, este tío simplemente se dió en la cabeza. 


Si estás en un bar o restaurante y hay un piano y alguien se pone a tocarlo (bien) la gente le aplaudirá y pensará "¡Joer, cómo toca el piano ese hombre, que gusto de persona!". Si cuando terminara alguno de los asistentes se levantara y dijera: "Yo he descubierto la forma en la que los mastocitos liberan la histamina cuando el antígeno se une a la IgE y con ello he hecho la vida mejor a mucha gente" los otros comensales le tirarían los panecillos, alguno seguro que malvadamente untado con mantequilla para que se quede pegado o por lo menos ensucie a ese tipejo.  


Al acabar la noche, yo abrazaría a ese pobre científico y le diría: "los pianistas siempre se llevan lo mejor".

martes, 12 de junio de 2012

Descubrimiento de hoy, que llega para quedarse



Lo descubrí por el anuncio de la 1, pero la versión acústica es todavía mejor.

lunes, 11 de junio de 2012

Caminé hasta que la ciudad se acabó.

-¿Sabes lo que hay al final de la ciudad?
-¿Qué?
-Nada. No hay nada.

viernes, 1 de junio de 2012

Poner títulos no es mi fuerte, así que creo que lo llamaré de una manera aleatoria. Bah, paso de ponerle nombre

He llegado aquí tras dar unas vueltas por la Internet que conozco. He llegado aquí sin saber muy bien por qué o qué voy a hacer ahora que finalmente me he puesto a escribir. Supongo que desvariaré un rato, luego miraré el texto y como no tengo muchas ganas de hacer nada, lo publicaré. Si leéis esto, es que he decidido publicarlo.

De un tiempo para acá, escribo poco. Siempre lo he achacado a la carrera, pero mirando mi archivo, ahí a la derecha, abajo, creo que no es de verdad el motivo. Y es que cada vez escribo menos, y no es que cada vez tenga más carrera. Tal vez me estoy volviendo tonto. O tal vez me estoy dejando llevar por las modas de apartar los blogs para hacer cosas de consumo rápido. Puede que sea por eso que en lugar de escribir pongo vídeos o imágenes acompañados de unos tristes párrafos. Lo más probable es que sea un mezcla de todo.

Y es que estos días están siendo una mezcla de todo. Las cosas (así, en general) se han metido todas en la thermomix y el resultado es un tanto extraño. Sentimientos mezclados con recuerdos, con nostalgia, con nostalgia que sentiré en el futuro, con alegría, con cosas bizarras.
Espero seguir escribiendo aquí durante mucho tiempo. Lo necesito. Necesito una válvula de escape. Además me lo imagino de forma literal abriendo una válvula, probablemente en algún lugar de mi cuerpo, más o menos en las últimas costillas, en un lado, y saliendo de allí un vapor blanco que impregna la pantalla con letras. Algo así.

Espero ser médico y seguir escribiendo aquí lo que me apetezca, sin darle explicaciones a nadie, sólo por el gusto de escribir, de crear algo que aunque no sea original, nunca se haya escrito. Escribir historias sobre futuros semiapocalípticos en los que la gente malvive, historias sobre Engel, historias que no llevan a ninguna parte, tres líneas escasas sobre un momento en el que sentí algo que me gustaría guardar para recordar más tarde.

Esta noche hace mucho calor, sobre todo para estar aquí. Allí es lo normal. Hoy la ciudad se ha empeñado en hacerme sentir como si estuviera allí. Pero todavía no es mi momento. Todavía no, y aun quedan muchas cosas por hacer. Si muriera esta noche, lo que más me jodería sería las cosas que me quedan por hacer, asuntos pendientes. Así que me convertiría en un fantasma, según la cultura popular (¿Sabéis que hay gente que cree genuinamente en ellos?). Y vagaría de aquí para allá hasta que los hubiera resuelto, pero sería imposible porque sería un fantasma y por tanto, incorpóreo. Watsky dice que los fantasmas se deben sentir como si visitaran su antiguo instituto: todo les suena pero no reconocen a ninguno de los chavales nuevos. Y nos observan cómo fingimos que comprobamos nuestros móviles como si hiciéramos algo importante. Mientras, la economía de mi país va de mal en peor pero a mi me importa poco porque ya se que no me van a pagar. Me conformaré con que me dejen dormir en las camillas libres, me den de comer las sobras de las comidas de los pacientes y me paguen de vez en cuando en especias. "Tome, doctor, este paciente no se ha acabado los analgésicos, puede quedárselos" Y yo saltando de alegría. ¡Analgésicos! Eso si que tiene buena salida en el mercado negro, no como esas malditas pastillas para las enfermedades raras que nadie quiere nunca.
Y finalmente, sólo quiero escribir algo que me ronda la cabeza desde que lo leí el otro día y tengo que hacerlo público: en mi desodorante, el encabezado de la advertencia de seguridad en español es: "PRECAUCIONES DE EMPLEO" hasta ahí, todo bien. En inglés, en cambio, es: "SOLVENT ABUSE CAN KILL INSTANTLY. CAUTION." Cuando lo vi por primera vez me acojoné. Ahora tengo la sensación de que encima de mi mesa tengo un arma de destrucción masiva.
Vaya, la tontería me ha quedado larga. Si has llegado hasta aquí es que no tienes mejoras cosas que hacer, lo cual, perdóname que te diga, es un poco triste.