lunes, 24 de enero de 2011

Sobre lo que hice

Yo no quería hacerlo, o no quise en ese momento. Lo juro. Siempre me dijeron que no debía jurar, pero esta es una ocasión especial. ¿Qué estaba haciendo yo allí? ¿Es que nadie controla esas cosas? ¿Tan mal están de presupuesto? Siempre andan gastándose el dinero en tonterías, en pompa y en cosas así.

Volviendo a lo de antes: yo no pretendía hacerlo, quiero dejarlo bien claro. Si bien es cierto que lo hice conscientemente y que lo volvería hacer, yo no quería. Pero hay mucha presión sabes... todo el mundo espera lo mejor de ti. La élite nos llamaban, lo recuerdo como si fuera hoy, como si tu fueras ese funcionario del gobierno que nos lo soltó el primer día. Y de ahí a peor. Se puede ver el camino que va de ese momento a la habitación de la sangre. ¿he dicho ya que yo no estaba metido en el asunto?

Es que claro, este país es muy de hablar, de hablar a toro pasado. Entonces son todos muy valientes, a mí me queman la sangre como si tuviera gasolina de 95 en lugar de agua. Porque la sangre es agua con cosas. ¿Lo sabías? No me mires así, me encuentro cada cosa en mi día a día que puntualizo todo lo que puedo. Si al menos hubiera sido más sistemático ella aún viviría. Bueno, tal vez no, tendiendo en cuenta su estado. ¿Sabes que en realidad quien me lo ordenó se ha ido de rositas?

Es una especie de pirámide en la que todos deseamos llegar arriba para que nos dejen de tratar mal y poder tratar mal nosotros a los que están debajo. Una locura, propia de un demente cruel. Pero nada puede cambiarlo, como si las tradiciones de siglos pesaran sobre el engranaje inmovilizándolo. Yo sólo pasaba por allí, me estaba haciendo mi camino hacia la cumbre de la pirámide. O vértice, si lo prefieres.

Vale, vale, voy al meollo. Entré sin preguntar, nunca antes había tenido que hacerlo ni había tenido ningún problema con ello. Me dispuse como era habitual: pijama verde y zuecos y pasé al quirófano. No había nadie, sólo el paciente en el centro preparado y dormido. Miré por los alrededores y nadie. "Esta es la mía" pensé. Miré la historia clínica y las radiografías y lo vi claro. Me imaginé dando una rueda de prensa de esas del hospital, yo hablando a las jóvenes y atractivas periodistas con los jefazos sentados a mi lado mirándome con aprobación. Al parecer la paciente tenía una masa del tamaño de una naranja en el tórax. Y me puse al tajo.

Quería darme un poco de prisa, para que cuando llegara la gente ya hubiera terminado y les mostrara orgulloso el tumoraco en una mano, chorreante de sangre y el bisturí en la otra, cual antiguo y bárbaro guerrero satisfecho con la última victoria ante el enemigo, llevando los trofeos a sus iguales. Rebusqué entre los instrumentos y encontré uno muy chulo: era como una máquina de poner grapas. "Esto va a quedar muy profesional". Abrí a la paciente en canal como pude; el bisturí se me escapó unas cuantas veces, pero nada digno de mención.Cuando tuve ante mí el tumor latiente corte todo lo que pude, pues estaba realmente asentado en esa pobre mujer. Le hablaba de vez en cuando, aunque estuviera inconsciente, tal vez oía mi voz en sueños. Cuando lo terminé de sacar empecé con las grapas. Aquí y allá, con alegría. Algunas innecesarias, creo, pero todo quedaba muy profesional, con el sonido de las máquinas de fondo.

Oí como venía gente, y me dispuse en la pose que había imaginado: en la mano derecha, levantada, tenía el tumor (que sangraba muchísimo) y la máquina de grapas en la mano izquierda, más baja que la derecha. Al principio cuando me vieron, vi con satisfacción la cara de sorpresa en sus ojos. Pero luego se fue tornando en horror. Lo demás ya lo sabes, pura política. Que si yo no tenía autorización para intervenir, que si esa no era manera, que si la operación la tenía que hacer otro cirujano, uno que fuera médico... y lo peor de todo, que si la paciente no tenía un tumor en el tórax, que eso era el corazón. ¡Nos ha merengao! No tienen ni idea de cirugía.

Ya ves que yo no quería hacerlo. Prácticamente todo la historia se lo inventaron los medios, que son como buitres. ¿No tendrás algo suelto? Es que últimamente llego un poco justo a fin de mes.