domingo, 21 de marzo de 2010

Choco Pillows!

Mi madre abrió la caja de cereales.
-Parece que hoy sólo te ha tocado un premio- esos "premios" eran los blatodeos que a la empresa empaquetadora, por pura pereza dejaban entrar en las cajas y es que el señor que se tenía que encargar de eso pasaba mucho tiempo mirando páginas de esas en el ordenador, lo cual se estaba convirtiendo en una obsesión que estaba acabando con su matrimonio y con la educación de sus hijos, pero no es de eso de lo que veníamos a hablar, que empezamos con una anécdota y acabamos metiéndonos en la horrible vida de este pobre hombre-.
Miré la cucaracha que correteaba como loca (tal vez lo estaba ¿puede un insecto así de simple volverse loco?) sin mucha ilusión. Yo ya había crecido, mi infancia ya había pasado hacía tiempo y ese tipo de cosas ya no eran tan especiales como antes. Sin embargo, miré la expresión ansiosa de mi querida madre y no pude más que llevarme a la boca Pancracia, pues en esos pocos segundos ya le había puesto nombre al insecto.
Estaba crujiente, como los cereales.

sábado, 13 de marzo de 2010

K450

Es estar aislado del mundo. No se trata de un mundo aparte, sino de estar en un paréntesis dentro de él, de una burbuja, un absceso.
Es una isla acústica a mi agrado.

martes, 9 de marzo de 2010

Soldado

Un chico de unos 20 años, sin salida, sin futuro. Se metió en el único lugar que le admitía. Confió en los que se dice que son de confianza, llenos de mentiras y con las manos llenas de sangre.
Le enviaron lejos de casa, lejos de las fábricas cerradas y padres alcohólicos, orgulloso de su gran nación, una nación libre y democrática.
Allí estaba él, escondido tras una trinchera, aferrándose a su fusil, rezando por no morir.
A su alrededor se desató la destrucción. Y el se encogió en su agujero. Sus compañeros morían, los mismos con los que comentó ayer qué pensaban hacer cuando volvieran.
“¡No pueden dejarme morir!” “¡No pueden dejarme morir aquí!” pensó “No pueden dejarme morir en mitad de la nada, sólo por dinero”
Ahora está calmado, tumbado. Sus ojos miran las nubes. Una suave brisa agita un árbol cercano.
Mientras sangran sus dos heridas de bala, el general dormita en su despacho y una chica, muy lejos de allí, aun no sabe que ama a un muerto.
En un bolsillo, el chico tiene una nota en donde hay una cita de Eduard Munch que dice:
“De mi cuerpo descompuesto crecerán flores y yo estaré en ellas. Eso es eternidad”

sábado, 6 de marzo de 2010

Baldosas trampa

Llevaba los pies mojados por un charco traicionero que no vi. El viento intentaba quitarme el paraguas y no escuchaba el ruido de la lluvia, fina e insistente caer sobre él, porque llevaba puestos los auriculares.
Caminaba sin rumbo fijo, sólo pensando cual era la siguiente calle que quería atravesar.
Hacía frío, pero nada parecía excesivamente malo.
Merodear me provoca una satisfacción difícil de definir y por ello está definida. Las palabras como indefinido o innominado son erróneas por su propia existencia, y lo que más llama la atención no son las balas o la máscara de gas, sino un calendario chino al revés lleno de garabatos.

Soy el rey del atril, y sin que ellos lo sepan tengo un clip entre los dedos que me relaja. Ese consejo me lo dio alguien, pero no recuerdo quién.

Recuerda que las cosas pueden ser jodidas, pero siempre puedes decir: "Pues yo me lo pasé de puta madre". Pruébalo: "Me rompí un brazo, pero yo me lo pasé super bien". "Me han suspendido, pero me lo pase muy bien" "El mundo se ha llenado de zombies, pero yo me lo pasé de puta madre!"