sábado, 26 de septiembre de 2009

Dos semanas de clase

Me apetece escribir. Tal vez sea cosa del azúcar que corre a raudales por mi sistema circulatorio, proveniente de la bolsa de golosinas que tengo aquí al lado o puede ser que ya me tocaba escribir. Miro al tío que vive enfrente de mí, en el edificio de al lado, para variar, porque suele ser al revés (creo).
Ya no hace frío, excepto de noche tarde, lo cual es bueno, digan lo que digan.
En sólo dos semanas he aprendido un montón de cosas repugnantes de fetos y embarazos, y algunas cosas más que ahora mismo no recuerdo.
¿Por ejemplo?
Cuando hay sufrimiento fetal intenso, el líquido amniótico adquiere color y consistencia de puré de guisantes.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Música de piano

Suena música de piano, con un ritmo lento, pausado, mientras mis pensamientos se amoldan a la armonía.
De hecho, me da igual todo. Ya he tenido bastante de vida. Le pedí demasiado a Luisito. "Venga, otra más, Luisito". Parece que fue ayer, y parece que fue hace lustros. Ya da igual, todo da igual.
Cuando fui a buscar la comida había gente, pero no la vi. Eran manchas borrosas en el camino, que sólo parecían entorpecerme el paso. No lamento los recuerdos, ni me hacen sentir nada, sólo están ahí, como el olor del bocadillo de lomo con queso.
La espirometría y la anemia son, de hecho, interesantes, pero como lo demás, me dan igual. Antes se las pedía a Luisito, que, con el trapo al hombro y cara de cansado me servía, pero ahora ya soy como los cascos azules: voy, no rompo nada y me como todo lo que ponen en esos países de nombres rarísmos.
Escucha el piano... días de libertad. Libertad de no hacer nada, y hacer de todo -vacuo, a fin de cuentas-.
Yo ya me he ido con mi música de piano, el friulano, y Bizancio. Y no creo que vuelva.

Frío

Es invierno, aunque los calendarios humanos digan otra cosa, esto es invierno. Me encuentro aquí delante del ordenador, mirando, como no, las nubes; una capa gris que se cierne sobre esta ciudad llena de cosas efímeras que tienen la fecha de caducidad antes siquiera de que lleguen aquí. Para paliar el frío, me rodeo de objetos electrónicos, como un diádoco cualquiera.
Puede que acabe como una especie de loco lleno de cables y circuitos, pero al menos no seré como un lobo hambriento de jamelgas que pululan por ahí, que se conforman con contentar de forma anónima a una bella muchacha. No, yo estoy solo, pero me gusta estar solo.
Y podría seguir así un buen rato, si no fuera porque las manos se me están helando, y la Red me espera amablemente. Tocar mi ordenador me calienta momentáneamente los dedos, lo suficiente como para escribir: "He terminado -al fin- el Half Life 2"

sábado, 5 de septiembre de 2009

Otra chorrada más


Pues eso, una chorradilla, publicando desde mi enorme y espectacular samsung i8910. Es taaaan bonito a la par que potente...