miércoles, 18 de marzo de 2009

Se levantó esta mañana y se dispuso a ir al trabajo. Apagó el chillón despertador y desayunó lo mismo que todos los días. De camino vió una valla publicitaria; sólo decía: ''compre''. Su coche consumió carburante de sobra hasta llegar al edificio cuadrado y gris que era su oficina. En la puerta estaba el conserje. Se saludaron con algo que algún día fué una palabra, pero que ahora solo era una especie de gruñido. Nada de miradas a los ojos. Subió en el ascensor con cuatro personas más. Visto de lejos parecía que buscaban pistas de un asesinato: todo el ascensor quedó repasado por sus miradas, excepto ellos mismos.
Se sentó en su cubículo. Las ''paredes'' (esa especie de láminas de algún material barato y endeble) estaban llenas de chorradas, un calendario y algunas fotos. Encendió aquella pieza de museo que insistían en llamar ordenador. La pantalla le devolvió una luz un poco mortecina. Letras blancas sobre fondo negro. Las siguientes seis horas estuvo trabajando. Cálculos inútiles, informes absurdos y descansos a base de estimuladores del sistema nervioso central.
Cuando estaba a punto de irse, el programa de su ordenador hizo algo raro. Normalmente sólo devolvía números según las operaciones indicadas por el ser humano. Pero esta vez había letras, letras formando palabras: ''¿estás ahí?''
Sin pensarlo realmente mucho, escribió: ''Si''
Y volvió a suceder lo impensable: volvieron a aparecer letras:
''libérate''.
No podía salir de su asombro. Tecleó ''¿como?'' con una frecuencia cardíaca in crescendo.
Por tercera vez, la pantalla lo hizo. Era imposible. ¡Pero estaba ocurriendo! Pensó en que podría suceder, que sería lo siguiente, cómo cambiaría su futuro. Liberación... sonaba TAN bien. Ser libre al fin ¿Quien podría estar al otro lado de una pantalla llevándole a la libertad? Parecía un sueño, emocionante y esperanzador.
En la pantalla apareció: ''Cambia de coche. El nuevo Curs es ideal para el usuario libre, que elije lo que quiere, porque sabe lo que quiere. Curs, libérate. Phobos Corporation''

miércoles, 4 de marzo de 2009

Sin importancia

Ya que lo hice con el n81, me pareció justo hacerlo también con el 5800. Así que aqui está, una entrada con mi flamante móvil capaz de reconocer mi letra. De hecho es por eso que esta entrada es bastante más larga que la otra. En fin, sólo era una chorrada .

domingo, 1 de marzo de 2009

Principio de Siglo

Le gustaba fregar los platos. Programar el robot, colocar los cacharros, encenderlo y ver como mecánicamente su vajilla se limpiaba. Claro que podía usar uno de esos lavavajillas pero, ¿dónde estaría el toque humano? Se imaginaba a la gente de principio de siglo, fregando ellos mismos los platos, o con anticuados lavavajillas a base de detergentes. Se lo imaginaba como en las películas cuando salían imágenes de principio de siglo, sin alta resolución y mala calidad. Eran graciosos, usando sus antiguos ordenadores, con un tamaño gigantesco y sus cientos de discos y asombrados por móviles con pantallas ridículas ¿Realmente se veía algo en ellos? Y los cables. Cables por todas partes. Se acordaba de una película histórica que vió el otro día, en la que para enchufar una rudimentaria cámara a ese armatoste que llamaban ordenador portátil (lo cual no dejaba de ser irónico) tenían que usar un cable.
Las cosas habían cambiado mucho, pero algunos como él, gustaban de hacer las cosas a la antigua usanza, programando manualmente sus robots, en lugar de que lo hiciera el ordenador de la casa.

PD: añado algo que escribí el otro día en clase de Farmacología:
''Mira, podría seguir copiando, pero los desordenados y caóticos fragmentos que puedo conseguir tienen un valor casi nulo, o nulo, cuando a mi diestra y a mi siniestra tengo dos montones de folios encuadernados que tienen la misma información que la profesora, estoy seguro que con toda ilusión, intenta transmitirnos, aunque futilmente. Es una pena, para todos.''