domingo, 28 de diciembre de 2008

Sangre sobre el asfalto

Echo de menos estar allí, con los edificios de color arena, el frío, los tejados y la compañía. Aunque sé que volver será la destrucción y la muerte, quiero volver.

Llovía sobre esa silueta oscura. La noche y la tormenta no permitían ver más allá de unos metros. Dos tipos con abrigos discutían al lado de un coche, mientras un tercero les observaba con una pistola en la mano. Se acercó a ellos y levantó la pistola.
-¿Queréis?-dijo mientras apretaba el gatillo. Una gominola surgió del cañón.
-¡Claro!-gritaron entusiasmados los dos hombres.
-¿Que ocurre?
-Estábamos discutiendo cual era el mejor regalo que le podíamos hacer a Frank cuatrodedos.
-Si, yo quería regalarle una cámara y aquí, este, quería regalarle unos limpiaparabrisas nuevos ¡Que ocurrencia!
-¡No sabía que era su cumpleaños!
-Es mañana. Vamos a darle una sorpresa. ¿Te apuntas?
-¡Por supuesto! Hasta mañana entonces
-¡Que pases un buen día!
Los dos hombres de los abrigos se metieron en el coche negro, que arrancó y se perdió entre la lluvia y la oscuridad. Quedó allí el hombre de la gabardina, mientras caminaba calle abajo y se guardaba el arma en un bolsillo interior. ''Por si luego tengo hambre'' pensó.
Al día siguiente, Frank cuatrodedos estaba comiendo en su restaurante favorito, Pizza Duomo en la terraza de la calle del mismo. De pronto, apareció por la esquina un coche negro a toda velocidad y frenó en seco justo delante de la mesa de Frank. Tres hombres bajaron del coche y se dirigieron con paso decidido hacia Frank, mientras sacaban un objeto de los abrigos largos.
-¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz!-comenzaron a cantar a coro. Sacaron por fin sus regalos y los pusieron encima de la mesa de Frank.
-¡Os habéis acordado! ¡Sois los mejores chicos!- y les abrazó a los tres a la vez.
Mientras Frank cuatrodedos abría los regalos, Jim el bajo, Sam y ''Cicatriz'' pidieron una tarta al camarero. Después rieron y se divirtieron toda la tarde. Fueron al parque de atracciones y a tomar unos helados. Frank contaba siempre que fue el mejor cumpleaños de su vida.

Para que luego digáis que sólo escribo historias violentas.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

El barco

Debería estar estudiando, pero no es así. Estoy aquí escribiendo cosas que tal vez olvidaré en un futuro próximo y que no me servirán de nada en ese hipotético futuro. Estudiar es igual.
Empujamos y empujamos la roca cuesta arriba. A veces podemos ver algo del final. No estoy seguro de que me guste, pero si no, siempre puedo hacer otra cosa. Tal vez lo que me gusta es empujar rocas por cuestas.
Estoy falto de ideas, de inspiración, de duendecillos verdes o lo que sea. Después de escribir el párrafo superior he estado un rato pensando. No se ni lo que quiero escribir y temo que esto no acabe bien.
''S. miró a su psiquiatra con la su cara habitual: mezcla de incredulidad y desprecio. ¿Qué hacía el allí? Ese médico era un inútil. El había sido muchísimo mejor psiquiatra. El problema es que lo había sido, no lo era.
-Vamos S., cuénteme qué pasó exactamente en la travesía del atlántico. Llevamos ya dos meses de rodeos y evasivas.
S. no salía de su asombro. ¿Cómo podía tratar así un tema que le había traumatizado tanto?
-No me mire así S., ya no somos unos críos. Enfréntese al problema.
-¿Que me enfrente al problema? ¿Acaso usted sabe de lo que está hablando?-S. tornó a la rabia-F. y M. desaparecieron bajo las olas. ¡Están muertos! ¡Mis dos mejores amigos están muertos!
-Lo sé S.-puso su típico tono tranquilizador que ponía con los histriónicos- pero esa no es la razón de que esté aquí.
-Vale, usted gana. Le contaré que es lo que vi. Después me llamará loco y pedirá que me manden al psiquiátrico; me da igual, ya nunca recuperaré mi vida.
Como ya sabe, F., M. y yo íbamos a cruzar el Atlántico en nuestro barco. Iba a ser un viaje inolvidable. De hecho, lo fue. A mitad del camino, F. comenzó a tener fiebre. En pocas horas vomitó sangre. Su sangre tiñó de rojo el agua y puede que eso lo desencadenó todo, aunque la verdad, no lo se. Pero esa noche navegábamos bastante más lento. Pensé en que sería algún problema de la velas, pero no me importó mucho, porque F. estaba realmente mal. Mi diagnóstico: algún tipo de bacteria que le debía estar destrozando por dentro. Aquella misma noche, cuando F. se levantó para volver a vomitar por la borda se cayó. Bueno, creo que se cayó. Se hundió como un ladrillo. Ni chapoteó ni flotó lo más mínimo. M. y yo nos acercamos a la borda corriendo. Lo único que había era oscuridad. El mar sólo era oscuridad hecha líquido. La única luz en kilómetros a la redonda era una de nuestras linternas, en el mástil. A M. le entró una crisis de ansiedad. El pánico se apoderó de él y se encerró en baño del camarote. Esto me superaba y tuve que sentarme para pensar un poco. Ahora el barco no se movía, sólo estaba ahí, en mitad del océano. Algo me rozó la mano. Algo viscoso. Ni siquiera miré hacia atrás cuando corrí hacia el camarote. Razonándolo ahora no se porqué me asusté de esa manera. Pero un instinto me dijo huye. Un instinto proveniente de alguna parte antigua de mi cerebro. M. salió del baño con una mirada extraña en los ojos. Cogió la pistola de bengalas que teníamos y subió a la cubierta. Le seguí, sin saber que pretendía hacer. La linterna del mástil había desaparecido y la oscuridad nos había engullido a nosotros también. M. giró la cabeza hacía mí de una manera realmente extraña y disparó la bengala hacia el cielo estrellado. La bengala proyectó una luz rojiza y parcial a la cubierta del barco. A unos metros delante de nosotros había algo. Algo con aspecto viscoso. Una figura que recordaba vagamente a algún tipo de crustáceo deformado y gelatinoso de color (o la luz le daba un color) negruzco. HUYE. HUYE. HUYE, mi instinto gritaba y ocupaba todo mi pensamiento. Tal vez sea cierto que hay una cierta memoria impresa en los genes. HUYE. Corrí hacia el camarote sin mirar atrás. Ni siquiera pensé en M. hasta que, una vez en el camarote, escuché como algo voluminoso caía al agua. Cerré la puerta del camarote con llave y me encerré en el baño. Todas las noches me despierto escuchando los golpes que esa cosa dió a la puerta del camarote. Era como un golpe seco seguido de una especie de salpicadura. Estuve llorando hasta que me dormí. Cuando desperté era mediodia y sólo salí del baño para llamar por radio y pedir rescate. El resto ya lo conoce. Adelante, llámeme loco.
-Eso ha estado muy bien. Pero me temo que si necesitas pasar una temporada en el psiquiátrico.
-¡Lo sabía! Maldito estúpido con sus...
-S., cuando el equipo de rescate llegó a tu barco, F. y M. estaban descuatizados en la cubierta, todo estaba lleno de sangre, incluido tú, que blandías un cuchillo ensangrentado y musitabas sin sentido. Según las pruebas forenses, los estrangulaste mientras dormían y luego los cortaste en trozos.

martes, 23 de diciembre de 2008

El mar, el inmenso y misterioso mar


Un día escuchó el mar, olió la sal y sintió la humedad. Nunca antes había conocido el mar. Y un día cualquiera lo descubrió; se extiende hasta donde alcanza la vista. Sus aguas bravas, temperamentales, esconden muchos misterios. Se necesitaría una vida para descubrirlos todos. Maravillado, se quedó observándolo durante horas.
Fue aquel día cuando el caminante dejó la costa para adentrarse en aquel oscuro, misterioso, tormentoso y hermoso mar.

sábado, 13 de diciembre de 2008

El monasterio

El silencio del claustro del monasterio era solo roto por el ruido de la lluvia que caía abundantemente sobre aquellos bosques. De fondo se escuchaban los truenos. Hacía ya años que nadie vivía allí, ni nadie paseaba por aquel claustro. Sin embargo, el estaba allí, mirando el arma distraídamente mientras pensaba en otra cosa.
Recordaba cuando consiguió ese arma. Llevaba varios días vagando por un bosque al norte, uno particularmente oscuro y silencioso. Un día vió a un mercader que intentaba hacer pasar su carro por uno de los estrechos y embarrados caminos que atravesaban la arboleda. Era un hombre joven y algo rechoncho. Parecía un tabernero. Mientras el pobre hombre intentaba sacar una de las ruedas de un charco de barro, el se deslizó hasta colocarse detrás de él. Hundió entero su cuchillo en la nuca de aquel desdichado, que cayó al suelo haciendo un gran ''chof'', muerto. Su recuerdo de todo aquello era vago, como si no le hubiera prestado atención. Pero de lo que sí se acordaba era del descubrimiento de la carga del mercader: objetos prediluvianos. Había una media docena de ellos: cajas negras con placas verdes con caminos dorados dentro, unas piezas de cristal, una botella con forma extraña, lo que parecía ser un zapato, un esfera de cristal y un arma prediluviana. Era una pistola. Enorme. Tenía algo grabado en un lado, pero el no sabía leer,y aunque supiera, desconocería el idioma. Era plateada y pesaba mucho.
Ahora estaba allí, caminando entre aquellas piedras antiguas, por donde hacía más de quince siglos que no pasaba nadie. En una de las habitaciones escondía su tesoro; un relicario de la decadente edad prediluviana.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Amo Ubuntu (Y odio Mac) (Bueno, también odio Windows, pero ¿Quién no?)


Ahora mismo me siento bien. Estoy usando software libre. Esto es: un software gratuito, de libre distribución y que puedes modificar a tu gusto. Firefox, Amarok, OpenOffice, y por supuesto mi amado, querido y poderoso Ubuntu. Es fantástico saber que este sistema operativo lo puede hacer todo. Aunque claro, hay que saber cómo.
¿Dvds de otra región? Sin problema ¿Personalización hasta el límite? Fácilmente ¿Compatibilidad completa? Claro ¿Todos los escritorios que quieras? Si ¿Gratuito? Por supuesto
Ahora porque no tengo dinero, pero algún día haré una generosa donación a GNU/Linux por darnos la libertad de controlar nuestros ordenadores.
¿Y por qué odio a Mac? Puede que alguien piense: pero si son tios guays, son como la alternativa a Windows. Pues bien, odio Mac por varias razones: una de ellas es que venden humo. Id a la página de Apple y mirad el iMac más barato: más de mil euros. Nada. Valiendo eso, será un ordenador potentísimo ¿No? Pues sorprendentemente, no. Es un ordenador con 1gb de RAM DDR2 y un triste procesador de 2'4 GHz Intel Core 2 Dúo. ¿Pero tendrá una tarjeta gráfica rápida y de buena calidad? Tiene una ATI de gama baja. ¿Pero al menos será blanco y con una manzana a medio comer no? Si, eso si lo tiene. Creo que es eso lo que vale los 600 euros que faltan en el cómputo. Supongo que un ermitaño ciego, sordo, mudo y manco hace las carcasas y por eso valen tanto.
La otra cosa por lo que les odio es por sus anuncios. Entrad en Youtube y buscadlos. Son ofensivos a la inteligencia e dignidad humanas.
Odio el iPhone porque es caro, increíblemente caro para lo que tiene. Además, es curioso: Apple es la compañía de la imagen, del diseño, de las cosas gráficas o como dicen en sus anuncios ''cosas divertidas'' (fun stuff). Sin embargo, su móvil tiene una cámara paupérrima y que ni siquiera graba videos ni puede recibir mensajes multimedia. ¡Menos mal que les van las cosas de imagen!
De los dos puntos anteriores se destila un tercer punto; Apple siempre ha tenido esa fama de que las cosas de imagen y diseño se le daban de puta madre. Pero de hecho, el iMac más caro (1800 euros) tiene la increíble tarjeta gráfica nvidia 8800 GS! No por favor, tanta potencia me sobre pasa. Y encima tienen la cara de anunciar su procesador Core 2 duo de 3'06 GHz como si fuera ya el acabóse. Pero espera, que tiene 2gb de RAM de DDR2! ¿Pero de que está hecho? De oro macizo? ¿Y dónde está la potencia gráfica? Yo que quiero tener una tarjeta media-alta, una nvidia 9800 GTX, pero estos tíos se pasan. Una 8800 GS, y con 512 Mb. Ahí es nada. Por ese dinero me compraría un ordenador con core i7, RAM DDR3 y una pedazo de tarjeta gráfica.
Tal vez el precio sea por el software. ¡Claro! Es eso. Quien no querría un sistema operativo que piense por ti! Según ellos, es user friendly. ¿Sabes quien es también user friendly? El Gran Hermano de 1984. Todo ira bien, mientras sea el sistema quien lo maneje todo. No se te vaya a ocurrir tocar, configurar o cambiar algo. ¿Qué no? ¿Y porqué itunes es la única manera de introducir música en el iPod? ¿Por qué el iPod usa sus propios auriculares? ¿Por qué en su página web no aparece ni siquiera el modelo de procesador que tienen? ¿Por qué está todo blindado?
Lo genial de Linux es que puedo hacer lo que hacen los demás si quiero, pero ellos no! Un escritorio y unos efectos como los de Mac, la flexibilidad del hardware de los PCs...
Pueden ellos? Puede Apple o Microsoft hacer lo que yo puedo hacer? Simplemente, no.
Pobres, siempre compitiendo por el segundo puesto...

Actualizado el 16 de Noviembre de 2009: nuevos conocimientos. El nuevo iPhone (mitad de 2009) sí puede grabar vídeos y creo que también puede recibir mms. Los iPod no usan auriculares especiales, sólo que no todos entran en su conector. ya no uso Ubuntu.